Resumen
En dicho congreso, el segundo organizado por la Asociación Pro Derechos Humanos de España (APDHE) –el primero lo fue en el año 1984 en la ciudad de Zaragoza- y la entidad creada exprofeso de Extremadura en clave 92, dependiente del gobierno autónomo de dicha comunidad, como una de las iniciativas previas y preparatorias, de lo que fueron “los grandes fastos del V Centenario del Descubrimiento de América”, con sedes principales en Sevilla y Barcelona, participaron noventa y tres organizaciones -relacionadas con los derechos humanos- en calidad de delegados, invitados y observadores pertenecientes a 26 países de América Latina, –cuyo listado completo se incluye en el dossier que se adjunta mediante este enlace– que acordaron en la sesión plenaria final celebrada el 3 de diciembre de 1988, emitir una Resolución final, con el título Declaración de Extremadura, que igualmente se reproduce literalmente en dicho dossier y de la que transcribimos el último párrafo.
Nuestros pueblos aspiran a que nuestros niños puedan ejercer el derecho a la alegría, nuestros jóvenes a la creación, nuestros adultos al amor, nuestros mayores a la sabiduría. Para ello, la causa de los derechos humanos es la fuerza de la razón y la convivencia, que realiza la dignidad de todos los seres humanos sin distinción.
Las otras Resoluciones
Contenían, adaptadas a las diversas zonas geográficas en que se dividían, sus respectivas problemáticas sociopolíticas y económicas (El Caribe– Belice, Guyana, Granada, Puerto Rico, República Dominicana, Cuba y Haití; Centro América, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá; Cono Sur Americano, Argentina, Brasil, Paraguay, Chile y Uruguay; América Andina, Bolivia, Ecuador, Colombia, Perú y Venezuela).
Hubo una expresa resolución sobre la deuda externa y los derechos humanos -cuya existencia y realidad se residenciaba en “un orden internacional económico radicalmente injusto”-, otra sobre los defensores de dichos derechos y la organización y actividad de las instituciones de defensa y protección de estos en sus respectivos países.
Especial atención tuvo en el Congreso de Extremadura la entonces llamada Doctrina de la Seguridad Nacional, ya que en aquel periodo estaba muy generalizada su aplicación en muchos de los países latino americanos, por la que, las Fuerzas Armadas consideraban a todo movimiento social o político que cuestionase el orden establecido, como “el enemigo interior de la nación”, susceptible de ser perseguido y reprimido por todos los medios, incluso con la creación de cuerpos paramilitares encargados de aterrorizar, amedrentar y frecuentemente masacrar a la población civil, con procedimientos que asegurasen la impunidad. El fuero privativo militar constituía un verdadero refugio para todo tipio de crímenes cometidos por instituciones castrenses y policiales, dándose repetidos y notorios casos, que habiéndose identificado el o los culpables por familiares de las victimas u otros testigos, no se había procedido a dar curso a la denuncia, ni abierto investigación y por supuesto no se había sancionado la conducta criminal.
También otras resoluciones solicitando la libertad de Otelo Saraiva de Carvalho y contra la política de apartheid de Sudáfrica…
Una voz discordante: Rigoberta Menchú
Un sector muy minoritario de los asistentes y representantes de algunas comunidades indígenas americanas, como fue el que públicamente manifestó la guatemalteca Rigoberta Menchú, mantuvieron de forma clara y rotunda su fundada opinión contraria –A que la proyectada celebración del V Centenario se convirtiera en un festejo, ya que, a su juicio, se debería tener presente, la dura realidad en la que viven los descendientes de aquellos indios que encontró Colón…
Rigoberta Menchú, nacida el 19 de enero de 1959 en Chimel, departamento de El Quiché (Guatemala) de una familia campesina de la etnia maya, que durante su infancia y juventud sufrió pobreza, discriminación racial y la violencia que durante décadas padeció la población indígena guatemalteca. Con cinco años empezó a trabajar con sus padres en las fincas de las familias ricas tradicionales de ese país, después, en su adolescencia trabajó durante dos años en la capital guatemalteca como empleada doméstica.
Rigoberta Menchú creció en un país- Guatemala- afectado por un conflicto armado entre el gobierno y una guerrilla que reivindicaba la justicia social y mejores condiciones de vida. Para poder combatir contra esta organización popular el gobierno optó por la violencia para lograr reprimirla e implementó una política de exterminio contra la población indígena maya.
Debido a esta situación gran parte de la familia de Rigoberta fueron víctimas: su madre y su hermano mayor fueron torturados y asesinados por los militares, y su padre quemado vivo durante una protesta en el interior de la Embajada de España.
Por estas razones Rigoberta desde joven se involucró en diversas causas sociales y participó en foros internacionales para denunciar las desigualdades económicas, sociales, culturales y políticas de su país y desde 1977 militó en el Comité de Unidad Campesina, integrándose en el mismo en 1979, por lo que se vio obligada a exiliarse en México a donde llegó en 1981 y desde este país, se dedicó a denunciar a nivel internacional la grave situación y discriminación que sufrían los indios guatemaltecos, contribuyó a la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas en la ONU y formó parte en 1982 de la Subcomisión de Prevención de las Discriminaciones y Protección de las Minorías .
Años más tarde, precisamente en diciembre de 1992, Rigoberta Menchú fue galardonada con el Premio Nobel de La Paz, como reconocimiento a toda una trayectoria vital en defensa de la supervivencia y los derechos humanos de los pueblos indígenas americanos, manifestándose ella en ese acto…
“Que consideraba dicho Premio, no como un galardón hacia ella en lo personal, sino como una de las conquistas más grandes de las luchas por la paz, por los derechos humanos y por los derechos de los pueblos indígenas, que a lo largo de estos 500 años han sido divididos y fragmentados y han sufrido el genocidio, la represión y la discriminación…
Como dejó escrito, el maestro Bartolomé Clavero, recientemente fallecido, en una de sus obras La España constitucional, Edit. Marcial Pons, 2014, Pág. 247, refiriéndose “al negacionismo en la historia de nuestro país” …
En el ambiente de la Dictadura, no era raro que llegara a su culmen el negacionismo adicional a otros genocidios. Tampoco lo resulta que un par de negacionismos, el americano y el franquista, concurrieran de lleno en 1992, con las celebraciones del bicentenario de la arribada europea al Caribe. Una cultura negacionista es caldo de cultivo fácil para nuevos negacionismos. Hay más respecto a ambos casos, el colonial y el franquista. Es la amnesia, el olvido sobre el olvido que ni se reconoce a sí mismo, la amnesia constituyente española es negacionismo institucionalizado…
Mi regalo personal a Rigoberta Menchú
Se dio la coincidencia de que unos días antes de celebrarse ese Congreso de Extremadura había adquirido un libro, editado en 1988 por Vanguardia Obrera S.A. del gran humorista español Andrés Vázquez de Sola, con un típico y provocativo dibujo suyo en la portada -que se reproduce a continuación- y un más que llamativo título … 1492-1992. ME CAGO EN EL QUINTO CENTENARIO, será objeto de análisis, junto al perfil humano y combativo del autor, quién con sus noventa y seis años -nació en San Roque (Cádiz) en 1927-, también estuvo interno en el Colegio del Sacro-Monte de Granada, la dictadura lo encarceló en la prisión de Ceuta, El Hacho, forzó su exilio parisino y la democracia lo sentó en el banquillo de los acusados por unas caricaturas sobre el ingreso de España en la OTAN, actualmente mantiene su mente y su mano con el mismo humor corrosivo de siempre.
No sólo se me ocurrió regalárselo personalmente a Rigoberta Menchú, el primer día del Congreso, quién me lo agradeció con una amplia y sonora sonrisa, sino que tuve el atrevimiento de sugerirle al que era Secretario General de la APDHE y uno de los principales responsables de la organización del Congreso, Luis Miguel Alonso Andión -desgraciadamente ya fallecido- de que quedaríamos muy bien como anfitriones del evento, si regalásemos un ejemplar del crítico libro humorístico de Vázquez de Sola, a cada uno de los asistentes, participantes e invitados al Congreso de Extremadura.
Su respuesta fue tajantemente negativa, incluso se mostró indignado porque ya se lo hubiera regalado a Rigoberta – alegando que la mayoría de los asistentes eran militantes católico-cristianos y no aceptarían ni entenderían el negro y corrosivo humor del ácrata Vázquez de Sola… ¿?
Conclusión
Pese a ese pequeño incidente, que no tuvo trascendencia alguna y lo relato como simple anécdota, el II Congreso Iberoamericano de Organizaciones de Derechos Humanos celebrado en las ciudades de Badajoz, Cáceres y Mérida a finales del año 1988 fue un rotundo éxito por las resoluciones finales adoptadas y el trabajo desarrollado en las distintas comisiones y mesas de trabajo así como por la participación de importantes personalidades invitadas del mundo político, social y cultural de las diversas nacionalidades latinoamericanas y distintas regiones de España, de los que citamos entre las más conocidas Hortensia Bussi, viuda del presidente chileno Allende, Rigoberta Menchú, Pérez Esquivel -argentino-, ambos designados en años posteriores Premios Nobeles de la Paz, Juan Bosh, expresidente de la Republica de Santo Domingo, Eduardo Galeano, escritor uruguayo, Cesar Strassera y Luis Garcia Moreno Ocampo -fiscales argentinos en el juicio a las Juntas Militares-, Miguel Litín, director de cine chileno, Juan Maria Bandrés, diputado en el Congreso , Joaquín Ruiz Jiménez, Defensor del Pueblo, Ernesto Sábato y Augusto Roa Bastos, reconocidos escritores argentino y paraguayo…
(Para una mayor información del evento consultar las páginas finales del dossier con recortes de la prensa local, nacional e internacional sobre el desarrollo del Congreso de Extremadura).
Y, sobre todo, porque fue una oportunidad para que los representantes de las entidades participantes de derechos humanos de las naciones latinoamericanas tuvieran la posibilidad de exponer los temas y violaciones más flagrantes que se padecían en aquellos momentos, haciéndolos más visibles a la opinión pública extremeña, española y europea, por la cubertura mediática con la que los medios informativos trataron las sesiones del Congreso y sus conclusiones, destacando las personalidades invitadas asistentes.
Juan José del Águila Torres. Exabogado laboralista, ex magistrado de lo social y actualmente investigador-aflorador.
En Madrid a 6 de noviembre de 2022