Nº 162 Boicot a los cines de verano de Algeciras el 25 de julio de 1962 y algunas de sus consecuencias. Segunda parte

AUTOCOMPOSICIÓN: Con la portada del libro “Los grises. Víctimas y verdugos del franquismo y recorte del párrafo de la página 62, autor Julián Delgado. Ediciones Temas de hoy, Madrid 2005

Julián Delgado y su relato sobre los grises

En la contra solapa de la portada del libro anteriormente referido, se dice que Julián Delgado ingresó en la Academia General Militar en 1957. Estuvo destinado en la Legión en el Sahara hasta 1965, año que se incorporó a la Policía Armada de Barcelona, donde compatibilizó su trabajo con el estudio de las carreras de Psicología y Derecho. El contacto con la Universidad y con la sociedad barcelonesa marca su evolución de forma decisiva, hasta que, en agosto de 1975, se le separa del servicio de Policía Armada por habérsele descubierto actividades políticas clandestinas relacionadas con la Unión Militar Democrática de la que fue uno de sus fundadores. Con la democracia vuelve, ya de comandante, a aquel cuerpo policial. Su destino es Euzkadi (1978-1979), donde vive en primera línea los problemas del terrorismo y el conflicto de aquella sociedad. En 1982 y tras haber vuelto a la Policía Nacional de Barcelona, ocupó la Jefatura de la Guardia Urbana de esta ciudad hasta 1997. Sirvió quince años en cada uno de los dos cuerpos policiales.

Julián Delgado comenzó a escribir en 1996. Los grises es su cuarto libro, después de haber publicado Prietas las filas, El amor es azul hasta en las guerras y El sable roto.

Una práctica muy extendida -durante el franquismo- por los miembros de la Policía Armada y también de la Guardia Civil

“Cuando se producía un pequeño forcejeo con un ciudadano, por cualquier tema, por insignificante que fuera – los policías armados y también la guardia civil-, tenían ya la costumbre de arrancarse ellos mismos un botón de la guerrera, circunstancia que constaba en el atestado y por el que << el agresor>> era juzgado por un tribunal militar y acusado de insulto de obra a fuerza armada”.

Me he permitido traer a esta segunda parte de la entrada sobre El boicot a los cines de verano de Algeciras el 25 de julio de 1962 y algunas de sus consecuencias… la portada del libro referenciado Los grises y el párrafo seleccionado de la página 62 porque entiendo, que es la mejor manera de cuestionar e impugnar al mismo tiempo,  de forma radical y comprensible, especialmente para las generaciones que no vivieron la pesadilla de la dictadura franquista,  el contenido relato policial y judicial-militar de la Causa 147/61, instruida por un  MANUEL JORDAN JORDAN comandante de Infantería- designado juez-instructor por la superioridad, que hizo “suyas”  desde los inicios del atestado policial y  la tramitación de la antes referida Causa, las versiones  “conjuntas” de los dos Policías Armadas que intervinieron en el incidente relatado en la primera parte de la anterior entrada Nº 161: MANUEL GALLERO MERINO y JESUS DELGADO DE RUEDA, los que de forma y manera deliberada no hicieron mención ni referencia alguna al  sorprendente bofetón-precedido por una tajante orden “Sáquese las manos de los bolsillos” que el guardia Gallero le dio a mi padre, sin motivo ni justificación alguna.

Es a partir ese preciso instante, cuando los dos policías armadas intervinientes “montan” su particular historia, sobre una supuesta e inexistente agresión directa y violenta de mi padre, mía y de mi hermano contra ellos, de la que resulta, el falso arrancamiento de la hombrera derecha del policía delegado y de tres botones dorados de la de Gallero.

La declaración inicial “conjunta” de ambos agentes prestada en la Comisaría de Policía de Algeciras, junto a la de mi padre y el Informe del Capitán que suscribe, cuyo contenido es una transcripción literal de la primera, constituye el atestado policial remitido directamente al Gobierno Militar del Campo de Gibraltar con el Nº 987, en cuyo margen izquierdo consta lo siguiente… Informando sobre agresión a una pareja con motivo de alteración de orden público.

Así continuó, lo que para mí fue una verdadera experiencia kafkiana- a partir de lo ocurrido seguí  ampliando mi conocimiento sobre Kafka y comprendí sus mensajes-, al rememorar y revivir aquellos acontecimientos y nefastos tiempos, en este tórrido verano, al leer íntegramente todos los 135 folios, cosa que no pude hacer en su día y que el testimonio reducido de la causa, que se adjuntaba en la primera parte, tampoco cubría “la riqueza” y los múltiples detalles que una lectura reposada saca a la superficie.

La verdad, es que desde la lejanía temporal y después de haber ejercido como abogado laboralista y magistrado de lo social durante largos y densos cuarenta años, además de llevar mucho tiempo investigando las diversas represiones de la dictadura  franquista – especialmente la llevada a cabo de jurisdicciones especiales que tanto abundaron durante los cuarenta años de franquismo, no me sorprende ya casi nada, incluso la afirmación hecha en posteriores declaraciones de los policías armadas actuantes recogida en textos judiciales, de que “durante la agresión a que fueron sometidos yo intenté quitarme un zapato para agredirles…”???

He de añadir, que el testimonio vivo, reproducido en el indispensable texto y relato de un oficial del Ejército -Julián Delgado-, que perteneció y ejerció durante treinta años en el interior en los cuerpos de seguridad y orden público de la dictadura franquista, constituyen hasta la fecha, no sólo una excepción singularísima , sino como se dice en la contraportada… una visión de aquella época desde el otro lado de la barricada, lo que lo convierte en  uno de los  libros imprescindibles para conocer la cara oculta de nuestra propia historia. 

No sólo resulta evidente y esclarecedor, el claro y explicito testimonio de esa práctica habitual de auto desprenderse y arrancarse los botones y las hombreras-que llegó a convertirse en costumbre, que es una de las fuentes del derecho- convertida en la inmensa mayoría de los casos en piezas acusatorias por los jueces instructores -civiles o militares-, ya que prácticamente casi nunca aceptaban las versiones y relato de las denuncias de los detenidos: la palabra de la policía era ley, al igual que los atestados policiales, que en lugar de constituir un documento indiciario, venían, en la práctica a sustituir a la fase de instrucción judicial,  (Pág.56 de Los Grises…).

Aquí en el supuesto ocurrido el día 25 -festividad de Santiago, Patrón de España-, del mes de julio del año 1961-los miembros del Consejo de Guerra ordinario, celebrado el 20 de febrero de 1962, obraron y decidieron “ prudentemente” en su sentencia, no aceptar al completo, la tesis y falsa versión de los dos policías armadas, respecto a los dos botones y hombrera arrancados en “la supuesta  refriega”, asumidas íntegramente por el Juez Instructor Militar y el Fiscal, pero mantuvieron por el contrario , el viejo y autoritario principio de salvaguarda de la AUTORIDAD Y SEGURIDAD  DEL ESTADO Y REGIMEN DE FRANCO con la actuación de los miembros de los cuerpos y servicios en el mantenimiento del orden público. recogiendo al final del primer resultando de los hechos probados.

Para lo que, a efectos puramente aclaratorios, reproducimos a continuación en la comparecencia efectuada, copias de esas “declaraciones conjuntas” de los dos policías armadas intervinientes y también las de mi padre, ambas prestadas en Algeciras y su Comisaria del Cuerpo General de la Policía, siendo las veinte y cuatro horas del día 25 de julio del año 1961- misma fecha del incidente -, ante el Inspector de Guardia Don Ángel Quintana, el que a su vez actuaba como secretario habilitado y que figuraban posteriormente en la Causa 147/1961 con los números 4, 4vuelto, y 5 de la misma, instruida por un supuesto  atentado contra la autoridad, así como el Auto final de conclusión del Instructor de 25 de noviembre de 1961.

“Declaraciones conjuntas” de los dos policías armadas intervinientes

Declaración primera de mi padre ante la comisaria del Cuerpo General de la Policía de Algeciras

 

Declaración primera de mi padre ante la comisaría del Cuerpo General de la Policía de Algeciras

Al folio 27 de los Autos consta el Auto de 22 de agosto de 1961 del Juez Instructor – en el primer resultando, que reproducimos literalmente a continuación, en el que literalmente se dice:…En ese momento, penetró en el local el policía armado Gallero Merino, el que al comprobar la actitud de dicho señor, nuevamente le exigió se identificase, al mismo tiempo que sacara la manos de sus bolsillos y hablara con más corrección, arrojándose inopinadamente don Juan del Águila contra este último policía, agarrándole por la sahariana, desprendiéndose por ello dos de sus botones de la parte superior, entablándose acto seguido una lucha entre los dos policías y el señor del Águila y dos de sus hijos , el llamado José del Águila Torres, que se hallaba en un lugar inmediato , pero dentro del local,, luchando estos últimos por defender a su padre, hasta que haciendo uso de defensas reglamentarias pudieron reducir a los agresores interviniendo el capitán de Artillería Don Fernando Alvarez de Pando, que se encontraba de paisano y llegó una vez resuelta la situación, quién garantizó a los alborotadores  y agresores, pudiendo marchar estos a su domicilio….

Y al final de ese primer Resultando, “Una vez reducidas estas personas, fue hallada en el suelo y dentro del vestíbulo del cine, una hombrera perteneciente al policía Delgado de Rueda, por el paisano Juan Lara Santos y entregada esta al taquillero Diego de Salas florín, acto presenciado por el Inspector de Policía Don Antonio de la Torre Hueso, a quién posteriormente fue entregada esta prenda. (cursivas y negritas del autor de la entrada y titular del presente blog)

Dicho Inspector era un conocido miembro de la Brigada Político Social de Algeciras.

Auto del Juez instructor

Franco deja de ser un secreto

Con este llamativo titular, se publicó en EL PAIS del domingo 9 de mayo del 2010, Pags. 42 y 43, un artículo de la periodista de dicho diario, Tereixa Constela, especializada en temas relacionados con la memoria histórica, en el que se refería, como tema central y principal, consignado en el subtítulo: 35 años después de la muerte del dictador las copias de sus documentos són de acceso libre en el Centro de Historia de la Memoria Histórica de Salamanca.

En el que además se decía, cualquier ciudadano podría consultarlos en dicho organismo, ya que en octubre del 2009 se recibieron los rollos de microfilms que habían permanecido depositados seis años en las cajas de seguridad del ministerio de Cultura, ocultos como si quemasen.

Eran copias de 27.490 documentos (más de 100.000 páginas) pertenecientes a la Fundación Franco, que se habían   custodiado con gran hermetismo y sin las garantías de acceso a un archivo público.

Al final del extenso artículo- de dos páginas de ese dominical, se consignaba…Cada protesta reprimida- (llegaban a la mesa de Franco), incluso las no estrictamente políticas como el boicot celebrado en Algeciras en 1961 por el abusivo precio de los cines de verano y la mala calidad de los filmes, que desembocó en un enfrentamiento violentos entre el público y los policías. Y también eso, a los ojos de régimen acababa en servicio de los otros: La situación fue aprovechada posteriormente por elementos hostiles.

En base a dichos datos, me personé en el Centro de Memoria Histórica de Salamanca, cuyo personal me atendió exquisitamente y con rapidez, proporcionándome un juego completo de las cuatro fotocopias del documento solicitado (Signatura MF/R 7427/18.48) en el que sin firma ni membrete oficial figuraba el titulo VARIOS…-10 (Se declara el boicot a los cines de verano de Algeciras y se registran desórdenes callejeros), que puede leerse pinchando en el anterior enlace.

En dicho Informe se hacía un balance y aproximación a lo ocurrido en la antes referida localidad, sin hacer mención expresa del incidente del Cine Avenida- pese a estar situado en la calle del Generalísimo -céntrica de la misma-  y si hacia referencias en algunos de los cines de “las barriadas extremas”, donde un guardia de la Policía Armada tuvo que “hacer disparos al aire” para sostener a un grupo de gente que tras tirar piedras con las que hirieron a un guardia municipal se aproximaban enfurecidos al Policía Armada.

En este incidente que se produjeron “tiros al aire”- expresión habitual y recurrente en los Informes y atestados policiales instruidos por la Brigada Político Social y la Guardia Civil, se daba cuenta en el escrito de defensa del Capitán de Artillería Miranda, donde narraba que a “su defendido” le habían puesto las esposas, salió huyendo con ellas, al grito “Que me matan”, logrando llegar a su domicilio, donde con la ayuda de su hermana pudo librarse de las mismas.

Posteriormente fue detenido y también procesado por el mismo Juez Instructor Militar- Manuel Roldán Roldán  junto a otros dos ciudadanos algecireños, cuyos nombres ( Juan Sánchez Gómez, Juan Corona Causelo, y Agustin Alvarez Carlos) aparecen, en el otro Consejo de Guerra- Causa  147 de 1.961-, instruida también por el supuesto delito de << Insulto a Fuerza Armada>>, que tuvo lugar en la misma fecha de 20 de febrero de 1962 que  el nuestro, según recogía la Orden Nº 45 del 14 de febrero de dicho año, cuyo defensor militar  fue el capitán Juan Miranda Montes, cuya hija amiga de mi hermana Tere, me facilitó esa documentación, después de fallecer su padre, quién tenía la intención de escribir un libro de memorias, lamentablemente no incluia la Sentencia dictada en dicho Consejo de Guerra.

La Brigada Político Social me consideró “a posteriori destacado promotor del boicot”

Pese a reconocerse en el Informe que los  correspondientes servicios remitieron a Franco, del carácter “ no político” del boicot a los cines de verano que se produjo el 25 de julio de 1961, la Brigada Político Social,  trece años después en el 1974, con motivo de la detención de Víctor Diaz Cardiel, quién tras su salida de la cárcel de Segovia después de cumplir una larga condena, fue contratado para que prestase servicios contables-administrativos en el despacho de la calle de la Cruz , incluía en dicha ficha-esto es los antecedes políticos sociales- no sólo los de Víctor, sino también los de María Luisa Suárez Roldán y los míos, figurando tras los datos de filiación. Que en junio– (fue en julio)- se le señala como destacado promotor de una alteración de orden público y boicot a la empresa propietaria de los cines de Algeciras por aumentar el precio de las localidades.

Este documento que figura en mi archivo particular fue publicado íntegramente en este blog en la entrada Nº 6 correspondiente al 18 de abril de/2017, junto al resto de Boletines de Información de la Brigada Político Social, que fui acumulando a lo largo de mis años de preparación del trabajo académico de tesis sobre EL TOP y trabajos diversos sobre la represión durante el franquismo.

Hasta la fecha en el registro automático de dicha Web es la entrada que más visitas había recibido con un total de 11.707, lógicamente el más citado en trabajos y estudios sobre las represiones del franquismo.

Ese documento de mi ficha policial lo aprovecharé para sucesivas entradas ya que la mayoría de las anotaciones que en él se contienen, tan sólo algunas de ellas responden parcialmente a la realidad de los acontecimientos ocurridos y están redactadas, con el típico sesgo subjetivo y conspiranoico de todo la documentación e información que salía de los gabinetes de la Brigada Político-Social.

Mi ficha policial elaborada por la Brigada Político-Social

Mi ficha policial elaborada por la Brigada Político-Social

Inconcreción en los hechos declarados probados de la sentencia del Consejo de Guerra Ordinario de 20 de febrero de 1962, en los Autos 147/62

En dicha Resolución reproducida literalmente al final de la anterior entrada nº 161-primera parte de este relato-se consignaba como Resultando de hechos probados lo siguiente- repetimos su reproducción, para la debida comprensión y lectura de los posibles lectores del blog-:

…Instruida por el presunto delito de INSULTO A FUERZA ARMADA, contra el paisano DON JUAN DEL ÁGUILA LOZANO, hijo de Mateo y Adelaida, nacido el 28 de agosto de 1910 en Málaga, domiciliado en Algeciras, provincia de Cádiz calle Prolongación de calle Sevilla número cinco, farmacéutico, y contra el paisano   JUAN JOSÉ DEL ÁGUILA TORRES, hijo del procesado anterior y de Maria Adela, nacido en Torremolinos el 24 de marzo de 1943, soltero, con el mismo  domicilio del anterior, ambos sin antecedentes penales y  que se encuentran en situación  de libertad provisional por razón de esta causa. Abierto el acto, dada cuenta de las actuaciones por el Juez Instructor del procedimiento en Audiencia Pública y habiendo oído el Informe del Ministerio Fisca Jurídico Militar y Defensor, así como las manifestaciones de los procesados.   I RESULTANDO: Que sobre las veinte y tres horas del día 25 de julio del pasado año, mil novecientos setenta y uno, se encontraban prestando servicios de vigilancia   la pareja de la policía armada compuesta por MANUEL GALLERO MERINO Y JESUS DELGADO DE RUEDA, en las proximidades  del Cine Avenida de esta Plaza, para impedir que la multitud que se agolpaba en la puerta del cine mencionado, coaccionara y obstaculizara a los espectadores  la entrada en la referida Sala, siendo sorprendidos y detenido por dicha pareja de policías,  porque se encontraba próximo a la puerta del cine y que resultó ser el menor JORGE DEL ÁGUILA TORRES, de quince años de edad, e hijo del procesado DON JUAN DEL ÁGUILA LOZANO, esta noticia de la detención , llegó a oídos del padre del menor paisano  procesado, quién en compañía de su otro hijo, paisano JUAN JOSE DEL ÁGUILA TORRES , también procesado se presentaron en el vestíbulo del cine, ya repetido donde se encontraba el hijo menor del detenido y la pareja de policías actuantes y ofuscado el Sr. Del Águila Lozano, por esta situación en que se encontraba su menor hijo, se presentó impetuosamente ante los referidos policías, eludiendo su identificación cuando fue requerido para ello por los agentes, con razones desabridas y actitud descompuesta con la fuerza actuante, profiriendo palabras malsonantes. En este momento el Policía Armada Manuel Gallero Merino, propinó una bofetada al referido procesado, interviniendo entonces los hijos del mismo procesado JUAN JOSE DEL ÁGUILA TORRES y el menor JORGE DEL ÁGUILA TORRES, quienes se interpusieron entre el Policía Armada Gallero Merino y el padre de aquellos para evitar ulterior violencia. Los procesados mayores de edad penal carecen de antecedentes de esta naturaleza. (Las negritas son del autor de esta entrada y blog).

También en la primera parte expuse “mi versión” de lo ocurrido en aquella ya lejana fecha del 25 de julio de 1961, en el incidente habido a la entrada del cine Avenida, como consecuencia de un boicot espontaneo de la población algecireña por el escandaloso aumento del precio de las entradas que, por supuesto no coincide en la cronología de los tiempos y el papel de los intervinientes en el relato de hechos probados, que se hizo en la Sentencia del Consejo de Guerra.

Que condenó a mi padre por un delito consumado de… RESISTIR CONTRA AGENTE DE LA AUTORIDAD a la pena de DOS MESES Y UN DIA DE ARRESTO MAYOR Y MULTA DE TRES MIL PESETAS, con las accesoria de suspensión de todo cargo público, profesión y derecho de sufragio durante el tiempo de la condena, sustituible por un mes de arresto caso de impago de la multa  impuesta por un mes de arresto y sin haber declaraciones de responsabilidades civiles .- Así  mismo debemos absolver y absolvemos  al procesado  JUAN JOSE DEL ÁGUILA TORRES como autor de un delito  de EJECUTAR ACTO CON TENDENCIA A OFENDER  DE OBRA A FUERZA ARMADA, dé que se le acusa ….OTRO  SI DECIMOS Que igualmente se  llama respetuosamente la atención la atención de la Autoridad Judicial, por este Consejo de Guerra, por si la conducta del policía Manuel Gallero Merino, pudiera ser constitutiva de falta leve  u otra infracción criminal

Dichos hechos probados  adolecen, además de una malísima redacción gramatical de los mismos-práctica habitual en estas resoluciones dictadas por la justicia militar y de guerra del franquismo- de una apreciación global  no coincidente de toda la prueba practicada a lo largo de la tramitación de la causa, también el fundamental cambio en el “timing”-tiempos diferenciados del relato-, lo que resulta de vital importancia en asuntos judiciales con diferentes versiones de lo ocurrido- y por último, una gran inconcreción en el conjunto de ese mismo relato, que contiene al menos, seis términos  “indeterminados”, faltos de la debida claridad, de significados plurales , ambiguos e impropios de un relato de hechos probados que constituye la base fáctica de la calificación penal definitiva de los mismos, que nos hemos permitido subrayar con “negritas”: “ofuscado”, “impetuosamente”, “eludiendo”, “razones desabridas”, “actitud descompuesta” y “palabras malsonantes”, todas ellas,  producto de valoraciones muy subjetivas y parciales,  que deberían haber sido concretadas y explicitadas, para su posterior encaje en el tipo penal, del que los procesados venían acusados.

Todo ello constituye un vano intento por parte del Tribunal Militar sentenciador, de forzar una presupuesta violencia contra los agentes policiales, en el actuar y conducta de mi padre- que no se logró probar ni en la tramitación de la causa ni en el acto del juicio oral– tampoco de las que también se nos acusaba de haberla practicado a mi hermano Jorge y a mí.

Estábamos a principios de la década de los sesenta y aún faltaban catorce años para la muerte del dictador, pero los militares seguían actuando en los consejos de guerra que se celebraban entonces  , como  la única jurisdicción competente en los conflictos de orden público, en los que, los simples ciudadanos siempre llevaban las de perder, sobre todo, si en los mismos habían participado activamente  los agentes de la brigada político social , policías  armadas y guardia civil, en los que se presumía judicialmente, que su actuación era siempre licita y permitida, cualquiera  fuera los medios empleados.

Por ello, resulta aconsejable con una atenta lectura del libro Los grises de Julián Delgado, ya que según se dice en la contraportada… Varias generaciones de españoles corrieron delante de estos hombres de uniforme inconfundible y rostro desconocido que protegían con sus porras los valores caducos de la dictadura….

A modo de conclusión

Cuando ocurrieron los hechos aquí relatados, mi padre tenía cincuenta años y yo diez y ocho. Falleció con noventa, en la madrugada del primer día del año 2.000 y del nuevo siglo XXI, en el hospital Virgen del Mar de Algeciras.

Afortunadamente- como ya he dejado escrito anteriormente- tuve la enorme suerte- al igual que ocurrió ocho años antes con la muerte de mi madre-, poder estar presente, ya que, aunque me encontraba en Sevilla, al recibir una llamada de mis hermanos me trasladé de madrugada a Algeciras, en coche y recuerdo los cohetes, por las diversas localidades del recorrido, festejando la entrada del nuevo año y siglo.

Presencié los últimos estertores de su vida, junto a mi hermano Antonio, siendo consciente ambos, del inminente final.

No deja de ser curioso y significativo- incluso parecer raro a muchas personas que lean esto- que durante los 39 años que transcurrieron de lo acontecido el 25 de julio de 1961 en el cine Avenida de Algeciras, com motivo de un boicot de la población algecireña a la escandalosa subida de las entradas de 2.50 a 5 pesetas y las consecuencias negativas  que tuvo  especialmente para mi padre , nunca volvimos hablar ni hacer el mínimo comentario sobre dicho tema, como si de un tácito “ pacto de silencio” hubiese sido suscrito entre nosotros y también en toda la familia.

Creo, que en el fondo y aunque él nunca lo manifestase, comprendió perfectamente mi progresivo alejamiento y oposición política – con mi militancia comunista- activa, en contra del régimen franquista, al que él colaboró a su instauración, como falangista y oficial de complemento del ejercito sublevado y vencedor de la fratricida contienda.

Siempre tuve en él- también en la de mi madre- la plena confianza de su ayuda moral y económica en los muchos momentos difíciles por los que hube de transitar.

Madrid a finales de septiembre del 2024

Juan José del Águila Torres, Exabogado laboralista, ex magistrado de lo social, doctor en derecho, investigador-aflorador

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