Nº 128: Blas Pérez González uno de los personajes clave en el diseño inicial y ejecución posterior de la represión de la dictadura franquista. Primera Parte

Hay necesidad de complementar la historiografía de la dictadura franquista, con los perfiles biográficos de sus principales servidores, colaboradores y cómplices.

Con  todos  sus antecedentes,  su participación  en la preparación del frustrado golpe de estado contra la II República de algunos generales del  ejército español del 18 julio de 1936,  que propició una guerra civil de tres años – hasta marzo de 1939-, y la institucionalización de un Nuevo Estado corporativo,  inicialmente sobre una base  “totalitaria”, al estilo de la Alemania Nazi y de la Italia Fascista, para adecuarse tras la pérdida de esas dos naciones de la segunda guerra mundial, con la guerra fría, para alinearse con la defensa de Occidente, frente a lo que fue el llamado  Imperio Soviético.

Uno de estos “máximos y directos colaboradores” de Franco, desde 1937 –Blas Pérez González, del cuerpo jurídico militar, catedrático de derecho civil, director de Justicia y Derecho del Primer Consejo Nacional de la Falange, primer Fiscal del Estado (1938-1942), ministro de Gobernación durante quince años (1942 -1957), Procurador en las Cortes franquistas, en todas sus legislaturas. Autor de diversos tratados sobre temas civiles y en su última época, consejero de empresas públicas y entidades privadas, como fueron Telefónica y la Fundación Juan March.

Perfil que traigo hoy a este blog, cuyo resumen se incluirá, en mi próxima publicación, que versará entre otros extremos:  las denominadas Comisiones Militares Ejecutivas y Permanentes –de origen francés- y utilizadas durante el reinado de Fernando VII en la persecución de liberales, masones y constitucionalistas y también en la Cuba colonial del siglo XIX, en la represión de los esclavos negros y de los primeros independentistas.

En  una segunda parte, con el análisis de treinta  “Comisiones” con diferentes denominaciones y objetivos, creadas todas ellas, mediante disposiciones (decretos, órdenes ministeriales y leyes) publicadas en el Boletín Oficial del Estado entre julio de 1936 y mayo de 1943, con naturaleza administrativa, pero complementarias en labores y funciones de represión, control sobre múltiples depuraciones, diversas confiscaciones,  expropiaciones de entidades e instituciones legales de la II República y de individuos condenados o expurgados de cargos y funciones, censuras ideológicas y supresión de derechos y libertades reconocidas en la Constitución de 1931.

Creando nuevos organismos nacionales, provinciales y locales, cuyo personal se reclutaba fundamentalmente entre miembros del ejército vencedor e integrantes de las fuerzas políticas de derecha, que apoyaron al denominado Movimiento Nacional e integrados en el aparato coercitivo de lo que se llamó la Nueva España.

Introducción

En la imparable “reconstrucción” del inmenso puzle que constituyó uno de los fenómenos representativos y significativos de la dictadura franquista – la represión de sus opositores políticos– a quienes llamaron y calificaron  de siempre “ el enemigo interior” y las múltiples investigaciones y trabajos de campo -locales, provinciales nacionales o por temas- que se  vienen publicando en estos últimos años, que hacen prácticamente imposible e inabarcable poder estar al día en el estudio de esas diversas materias referidas a la práctica de los variados métodos represivos y coercitivos, que practicaron los vencedores, de aquella contienda fratricida.

Habría que destacar, entre otras muchas, tres muy recientes obras, que me atrevo a reseñar, porque en ellas, hay una nota que les caracteriza y que conviene destacar, la descripción detallada y minuciosa de personajes, todos ellos “servidores” del franquismo, en dos de las obras que luego referenciamos se les denomina “arquitectos” que tuvieron en su trayectoria vital, política y profesional, relación muy directa con la represión.

Por orden cronológico de su publicación, la del hispanista británico quizás mejor conocido en el mundo por la variedad y diversidad de sus obras, Paul Preston, Arquitectos del terror, Franco y los artífices del odio, Editorial Debate, octubre del 2021, con  las biografías de seis personajes, el policía (Julio Mauricio Carlavilla, alias Mauricio Karl ), el sacerdote (Juan Tusquets Serra),el poeta (José Maria Pemán), el mensajero (Gonzalo de Aguilera Munro), el asesino del Norte (Emilio Mola Vidal) y por último, el psicópata del Sur (Gonzalo Queipo de Llano).

Segunda, Castigar a los rojos: Acedo Colunga, el gran arquitecto de represión franquista, de Francisco Espinosa, Ángel Viñas y Guillermo Portilla, con prólogo de Baltasar Garzón, de la Editorial Crítica, junio de 2022, con una triple visión del político- militar y miembro del cuerpo jurídico del ejército Acedo Colunga, autor de una célebre Memoria-guía, elaborada en enero de 1939 para ilustrar a “sus  colegas”, en la celebración de cientos de miles de “consejos de guerra” contra los que denominaban “ enemigos interiores”.

Y la tercera,  La secreta de Franco,  La Brigada Político-Social durante la dictadura, de un prometedor  joven doctorando en Historia, Pablo Alcántara, Editorial Espasa, 2022, en la que se describen numerosos miembros de la referida Policía Política-, entre los que habría de destacarse por su celo profesional, en obtener información de los detenidos políticos, mediante tortura y violencia física,  desde Eduardo Quíntela Bóveda, Eduardo Comín Colomer, los hermanos Creix, Saturnino Yagüe, Roberto Conesa….  el más conocido, Antonio González Pacheco alias “Billy el Niño” fallecido víctima de la Covid.

Las tres publicaciones han cosechado hasta la fecha criticas muy elogiosas en diversos medios, espero y deseo, que esto también se traduzca en la masiva venta de ejemplares, lo cual es un índice importante de esta sociedad de mercado, de que llegan esas obras al gran público lector.

Blas Pérez González

Blas Pérez González, aproximación a su perfil biográfico

Nació el 13 de agosto de 1898 en Santa Cruz de la Palma y falleció en Madrid a los ochenta años, el 7 de febrero de 1978.

Sus antecedentes familiares, vinculados al conservadurismo isleño. Su padre médico-licenciado en Sevilla-ejerció una labor altruista a favor de los más desfavorecidos, especialmente en 1888, con motivo de una epidemia de fiebre amarilla que asoló la isla.

Cursó sus estudios de bachillerato en los Instituto de La Laguna y de Barcelona. La licenciatura de derecho en la Universidad Central de Madrid y posterior tesis doctoral, ambas con premio extraordinario, sus estudios universitarios fueron sufragados por la familia venezolana.

En 1914 en sus años de juventud Blas Pérez, junto a otros estudiantes, empleados y comerciantes con sus mismas inquietudes políticas fundan la Juventud Republicana Palmera, que entre otros puntos reivindicaba una mayor justicia social y que abandonó en 1920 por discrepancias políticas.

En 1921 intentó presentarse como candidato a diputado por el Partido Liberal, en representación de la Palma, pero desistió.

 

Su carrera jurídico militar

Con 22 años aprobó -por oposición en 1920- el ingreso en el cuerpo jurídico militar y fue destinado con el grado teniente a la guarnición de Larache, Protectorado de España en la zona norte Marruecos.

Coincidió su llegada con el desastre de Anual, donde las tropas coloniales españolas, acababan de recibir una gran derrota, frente a las tribus rebeldes, dirigidas por Abdel-Krim, dirigente independentista del Norte de Marruecos.

El general Sanjurjo- del núcleo duro de los militares africanistas- encargó al joven teniente auditor Blas Pérez, la acusación contra uno de los imputados por corrupción- tras la derrota del verano de 1921.  Y Blas Pérez cumplió las órdenes y logró que la acusación prosperase y fuese condenado.

En aquella época conoció al entonces comandante de la legión extranjera Francisco Franco y quedó impresionado por las actuaciones bélicas del mismo, al pretender recobrar con sus “hazañas contra el enemigo moro – habitantes del Norte de Marruecos” el prestigio del ejército de España.

En 1925 Blas Pérez asciende a capitán y se le destina a la Auditoria de Guerra de Santa Cruz de Tenerife y designado, jefe de la Unión Patriótica de las Palmas, partido único de la Dictadura de Primo de Rivera.

Al parecer fue detenido -desconozco más detalles- y preso en Montjuic a finales de la Dictadura de Primo de Ribera, pero salió con la llegada de la Segunda República.

 

Su carrera universitaria

En 1926 se traslada a Madrid para iniciar su carrera profesional académica, en colaboración y protegido por el catedrático civilista -republicano liberal-Felipe Sanchez Román, quién le nombra su ayudante de cátedra.

Tras finalizar el doctorado, cuya tesis versó sobre “Política criminal preventiva y medidas de Seguridad” y por consejo de su maestro Sánchez Román se presenta en 1927 a la catedra de derecho civil de la Universidad de Barcelona, que obtiene y se traslada a vivir en dicha ciudad, junto a su esposa, que procedía de la aristocracia tinerfeña y a sus cuatro hijos, que nacerán en esa década de los treinta, que según llegó a manifestar el propio Blas Pérez “fueron los mejores de su vida”.

 

La época de la II Republica

Tras proclamarse la II República, los herederos del partido conservador palmero, le propusieron a Blas Pérez patrocinar su candidatura en las elecciones constituyentes convocadas para junio de 1931.

Blas Pérez aceptó y se postula a candidato a diputado por Tenerife y se presentó como “republicano independiente”, aunque no pasó desapercibido que sus aspiraciones políticas se sustentaban en el respaldo del caciquismo hegemónico isleño.

En la campaña electoral defendió el modelo de Republica, que combinaba los principios tradicionales de Patria, Prosperidad y Orden. Consideraba que la Republica debía dar respuesta a dos problemas fundamentales que a atenazaban a España, desde el comienzo del siglo XX: la cuestión social y los nacionalismos, para lo que defendía una estrategia de conciliación de masas”, que requeriría la generosidad de las clases pudientes, un reparto de los latifundios y una limitación en el derecho a gozar de la propiedad.

En cuanto a “los nacionalismos” había que llegar a un acuerdo para solventar el enfrentamiento entre los intereses antagónicos regionales y la hegemonía nacional.

Al inicio de la República, además de la democracia implantada en España, debía de garantizarse la estabilidad del país, con los principios de: ley, orden y autoridad.

No alcanzó el puesto de diputado quedando el séptimo con 7.576 votos -a 717 de conseguir el escaño- y regresó a su cátedra de Barcelona.

Entre 1931 y 1933, las esperanzas depositadas en la Republica se tornan para Blas Pérez en creciente inquietud, por las movilizaciones sociales y por la creciente reivindicación de la autonomía de Cataluña.

En el otoño de 1934 España vivió una gran conmoción y tras la incorporación de tres ministros de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) se desencadena la llamada Revolución de Octubre en Asturias, en la que amplios sectores del movimiento obrero de la izquierda se sublevó junto al nacionalismo catalán -el gobierno autónomo de Cataluña- declaró y proclamó el 5 de octubre, el Estado Catalán dentro de la República Federal Española. El capitán general de Cataluña desplegó las fuerzas para combatir la sedición y declarar el estado de guerra.

Al amanecer del 7 de octubre el Gobierno de la Generalitat se rinde. En total perdieron la vida un centenar de personas y más de 3.000 son sometidas a la jurisdicción militar y procesadas en Consejos de Guerra.

Blas Pérez – ya con el grado de comandante del cuerpo jurídico militar- participó directa y activamente en la represión, incorporándose en la Auditoria de Guerra de Barcelona e interviene en las causas que se instruyeron por la rebelión, incluidas las abiertas al expresidente Manuel Azaña, y contra los consejeros de la Generalitat, asumiendo las órdenes recibidas de sus superiores de proceder con rapidez y contundencia.

Levantado el estado de guerra a principios de 1935, Blas Pérez se reintegra a la docencia universitaria, pero ya, marcado como enemigo de los nacionalistas catalanes y de la izquierda obrera. Fue depuesto de su cargo de Decano de la Facultad de Derecho de Barcelona “por sus intensas campañas españolistas.”

La protección de su antiguo maestro el republicano moderado Felipe Sánchez Román, le resguarda de mayores represalias y le permiten continuar sus clases en la Facultad de Derecho de Barcelona.

En 1936 Blas Pérez no acepta el triunfo en las urnas del Frente de Izquierdas y acusó al Frente Popular de vencer gracias al fraude electoral y calificar de sectaria la política practicada.

Fin de la primera parte

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