Nº 99: XAIME QUESSADA: ARTE Y COMPROMISO SOCIAL

Abstract

Xaime Quessada Porto fue el autor de la pintura El Tribunal de Orden Publico– que figura como portada de la segunda edición ampliada del TOP, La represión de la libertad (1963-1977), obra cuya presentación pública institucional “on line” tendrá lugar en Madrid el próximo 22 de enero y a quién hoy dedicamos la presente entrada, que suscribe el historiador José Gómez Alen, experto y conocedor de la rica y variada producción polifacética del artista gallego.

Jaime Quesada Porto
Jaime Quesada Porto

Aproximación al perfil biográfico del artista.

Xaime Quessada Porto (Ourense 14/07/1937-30/12/2007), artista polifacético, estudió en la Academia de Bellas Artes de San Fernando y completó su formación en París y en sus viajes por Europa desde 1960. Durante más de cincuenta años transitó todos los caminos del Arte como pintor, grabador, muralista, diseñador, escultor o ilustrador de libros; realizo exposiciones individuales o colectivas en las principales ciudades españolas, europeas y americanas, expuso su pintura en museos y centros de arte de Madrid, Barcelona, Bilbao, Málaga, Sevilla, Bruselas, París, Estocolmo, Oslo, Copenhague, Estrasburgo, Ámsterdam, Roma, Milán, Stuttgart, Lisboa, México, Nueva York o Boston y, siempre, después de cada una de esas exposiciones, lo hacía en las ciudades más importantes de Galicia.

 

El Dictador, oleo sobre lienzo (1962),165 x 462). Museo Municipal de Ourense
El Dictador, oleo sobre lienzo (1962),165 x 462). Museo Municipal de Ourense

Fue además un dinamizador del arte gallego y durante los años sesenta promovió la formación de grupos como “El Volter” o “Sete Artistas Galegos”, fundamentales para la renovación del Arte Contemporáneo de Galicia durante los años sesenta. También hizo algunas incursiones en el campo de la narrativa con la publicación de un par novelas y varios libros de cuentos, lo que lo convierte en la personalidad intelectual más prolífica de Galicia desde Castelao.

A lo largo de su trayectoria artística su pintura despertó la atención y el interés de historiadores, intelectuales y críticos de arte que estudiaron y analizaron su pintura desde perspectivas estéticas, estilísticas o temáticas, para destacar siempre la calidad y dominio técnico de un quehacer pictórico que no aceptaba encorsetamiento estético de ningún estilo. Quessada transitó pictóricamente por la abstracción y el informalismo y la diversidad del territorio figurativo, principalmente el expresionismo, el cubismo, el surrealismo, el realismo mágico, la nueva figuración o el pop art y lo hizo en una especie de simbiosis estética, cuyos rasgos podemos incluso percibir en un mismo cuadro, independientemente de la etapa o el estilo de cada momento de su vida.

Este rasgo de su pintura, unido a la complejidad compositiva de sus cuadros y a su dominio técnico sobre la materia, el dibujo, su especial sentido lumínico y cromático y la presencia de un universo iconográfico muy personal, es lo que los historiadores definieron como estilo “quessadiano”, que permite reconocer siempre su obra sea cual la etapa ola influencia de sus maestros, en los que, por otra parte, Quessada siempre se reconoció.

Era un artista de vocación universalista que impregnaba su quehacer pictórico de su pensamiento social. Su obra emanaba de las obsesiones éticas y estéticas en un proceso creativo sostenido por la constante confrontación, pictóricamente dialéctica, entre la representación de un mundo utópico, equilibrado y socialmente justo, al que oponía otro definido por las lacras sociales y bélicas de su tiempo histórico.

Calabozos de Gobernación, oleo sobre cartón (1968), 32 x 40cm.Colección Fundación Xaime Quesada Blanco.

En esta faceta, Quessada, al que ningún drama humano le fue ajeno, agitaba con su pintura nuestras conciencias y clamaba por la solidaridad y la defensa de los derechos humanos. Sus cuadros testimonian su compromiso social y desde su obra El dictador (1962), por sus pinturas en serie transitan hombres, mujeres y niños sometidos a la violencia indiscriminada de las guerras, de los fascismos y de la intolerancia; la pena de muerte y la tortura; la explotación y la miseria o el aislamiento y la indefensión del ser humano. La Serie negra o Las catacumbas del franquismo nos recuerdan los campos de concentración nazis, el Tribunal de Orden Público, las cárceles franquistas y la represión sobre las Comisiones Obreras o los militantes del Partido Comunista.

El garrote, oleo sobre lienzo (1971)75 x 60. Colección Particular

La Serie Amarilla, se ocupa de dictadores como Pinochet, Videla, Pol Pot, China, la guerra de Irak o los refugiados y, en sus últimos trabajos, las Series Roja o El laberinto español, volvía a los conflictos bélicos de la primera década del siglo XXI y a la memoria de la dictadura franquista, ejemplos de que su compromiso vital con las libertades y los derechos humanos se mantuvo intacto hasta su muerte. No es casualidad que su última exposición individual en vida, Quessada. Los derechos humanos. Testimonios, en el 2007, tuviera como escenario el Parlamento Europeo en Estrasburgo que, como su entonces presidente Hans Pötering señalaba en la inauguración, era el lugar perfecto para albergarla porque la ciudad era también sede del Tribunal Europeo de Derechos Humanos[1].

La otra vertiente de esa confrontación pictórica nos muestra al Quessada que, a pesar de todo el terror que el ser humano puede generar, nos conmueve con su confianza en la humanidad y la posibilidad de la utopía. El pintor encontraba en la solidaridad y el compromiso un camino expresivo para la esperanza en la construcción de otro mundo más justo y sin contradicciones, equilibrado socialmente, sin explotación ni violencia, que el pintor expresaba a través de la belleza formal que caracterizaba su representación de la imagen femenina, los niños, el paisaje de sus escenarios vitales o el lirismo de un mundo sur real que contenían series como Los Carnavales, La música, La danza, las maternidades y otras obras. En definitiva, se trataba de una dualidad que Jose María Moreno Galván entendía como “una lucha del eros contra el logos” mientras que, Manuel Vázquez Montalbán, buen conocedor del pintor gallego desde su juventud común, lo veía como un rasgo muy personal, “Quessada responde al retrato robot del artista que al final del milenio sigue siendo consciente del origen de sus cadenas y de todas las maneras posibles de relativizarlas[2].

 

Mural ANTI-OTAM, acrílico sobre tabla (1981) 367 x1465 (Ayuntamiento Ferrol

Esta biografía artística transcurrió en paralelo con su recorrido personal. Un camino definido por una conciencia sociopolítica formada mientras estudiaba en Madrid a finales de los años cincuenta y donde se incorporó a los núcleos estudiantiles de oposición al franquismo. En esos años formó parte del Frente de Liberación Popular (El FELIPE) compartiendo militancia con Nicolás Sartorius, Tomás de Salas y Manuel Vázquez Montalbán entre otros. Posteriormente, ya en Galicia, participó en la formación de la UPG (Unión do Pobo Galego) y en el segundo lustro de los años sesenta se afilió al Partido Comunista y a las Comisiones Obreras en Ourense y donde trató de crear unas Comisiones de artistas plásticos con el escultor Acisclo Manzano y otros pintores que se movían en la órbita de la oposición a la dictadura y colaboraban en algunas actividades con los comunistas orensanos. Comprometido con la estrategia antifranquista   participó en todo tipo de actividades clandestinas a las qué también aportaba su trabajo pictórico, elaborando carteles en defensa de las luchas obreras y campesinas, actividades que ya había realizado en sus viajes al norte de Europa donde pintó carteles y murales para el 1º de Mayo. En 1967 en Madrid, promovió una exposición de apoyo a los estudiantes palestinos en la que participaron Tapies, Oteiza, Equipo Crónica, Ibarrola y otros y en 1972 su obra formó parte de la exposición en solidaridad con las Comisiones Obreras, Amnistía que trata de Spagna, coordinada por Jose Ortega, Rafael Alberti y Pablo Picasso, que tuvo lugar en la Sala Realle de la Cariátide de Milán y en el Palacio D´Acurssio de Bolonia en 1972.

En 1968 fue procesado por el Tribunal de Orden Público por injurias al General Franco y absuelto por Sentencia de 23 de abril de 1969 y en 1970 sufriría algunas detenciones por colaborar con las Comisiones Campesinas en el contexto de la lucha contra la Cuota Agraria de la Seguridad Social. En ese año participó en el encierro en la catedral de Ourense en protesta contra las penas de muerte decretadas en el Consejo de Guerra de Burgos. Durante esos años su casa fue un espacio de libertad que tanto se utilizaba para reuniones clandestinas como servía de refugio temporal a los trabajadores que trataban de evitar la represión en los momentos de gran conflictividad social, como ocurrió durante la huelga de la Bazán de Ferrol en 1972.Durante ese conflicto laboral, la policía disparó contra una manifestación de trabajadores, matando a dos obreros del astillero e hiriendo a otros cuarenta y Quesada formó parte de la comisión de intelectuales que se desplazó a Santiago para entrevistarse con el Arzobispo y en Ferrol con el Capitán General de la Zona del Cantábrico para interesarse por los obreros detenidos y tratar de evitar la intervención militar.

La visión de la ciudad, tomada por la policía y aterrorizada por la dureza de la represión, impactaría al pintor que plasmó en un cuadro lo que vivió en aquel momento, Esfola na ponte das Pías daría paso a otras obras y carteles clandestinos contra la represión sufrida por los militantes del PCG y de las Comisiones Obreras y en homenaje a la memoria de los asesinados, Amador Rey y Daniel Niebla. Quessada les dedicaría nuevas pinturas en los años siguientes, mientras participaba en las protestas contra el proceso 1001 en 1973; contra el de los 23 de Ferrol en 1975 y en las movilizaciones de la Junta Democrática en Ourense al tiempo que formaba parte de la organización de intelectuales del PC de Galicia[1].

Después de 1978, Quessada abandonó la militancia activa, pero siguió colaborando con el Partido Comunista y con Izquierda Unida, contribuyendo a las campañas electorales o elaborando carteles y murales como el que realizó en Ferrol contra la OTAN de 15 x 4 metros en 1981.Manteniendo su independencia y sentido crítico, participó en cuanta iniciativa de solidaridad le proponían partidos políticos, sindicatos, asociaciones culturales o sociales como la UNESCO, Amnistía Internacional o cualquier otra ONG que tuviera como objetivo la defensa de los derechos humanos o la recuperación de la “memoria histórica”. De ahí, su colaboración con exposiciones como Solidaritat i art. Milán 1972-Barcelona 1997; Contra el racismo y la xenofobia, (1999); Arte y solidaridad. Los pintores españoles y el cartelismo sociopolítico, (2003-2008); o V Congreso de Investigadores del franquismo (2003). En el 2000 diseñó y creó junto a su amigo el escultor Acisclo Manzano el Monumento a la II República en Gijón y en el 2002 volvió a Ferrol para pintar un nuevo mural de 17 x 3 metros en el centro de la ciudad en el mismo lugar que el ya citado de 1981 contra la instalación de una planta de gas en la ría[2].

La pintura de Quessada abarca un amplio capítulo de la historia del arte contemporáneo de Galicia y de España y su trabajo mereció numerosos reconocimientos y premios. Desde la Medalla de Oro de las Escuelas Nacionales de El Paular y el Premio Extraordinario y Medalla de Honor de Arte Juvenil en 1959 a la medalla Castelao de la Xunta de Galicia en 2005, pasando por otros muchos como la Tercera Medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes en 1961, Abstractos europeos; Premios de diseño para teatro; Premio de las Diputaciones de la Exposición Nacional de Bellas Artes (1964). Otras instituciones privadas también le otorgaron diversos reconocimientos por su obra pictórica o por su contribución a la lucha por las libertades democráticas. Nombrado hijo predilecto de la ciudad de Ourense y de su provincia por la Diputación, también el ayuntamiento de Santiago le dedicó una calle y Ferrol un pequeño monumento en reconocimiento a la memoria de su relación solidaria con sus ciudadanos. También algunas plazas y espacios de las ciudades gallegas recuerdan su figura artística con esculturas de su autoría y su obra forma parte de las colecciones de los museos municipales de las principales ciudades gallegas, así como de importantes museos de instituciones públicas y privadas como el Museo Nacional Reina Sofía; El Centro Galego de Arte Contemporáneo; el Museo Nacional de México; el Museo de Arte Moderno Casa de las Américas de la Habana; el Museo de Stuttgart; el Parlamento Galego, universidades como la de Santiago, Estocolmo y Massachusetts o colecciones privadas como ABANCA y Afundación.

Notas:

1: Xaime Quessada. Los derechos humanos. Testimonios, Catálogo de la exposición. Parlamento Europeo, Estrasburgo, 2007.

2: Jose María Moreno Galván, 1974, Manuel Vázquez Montalbán; “Quesada malos tiempo para Prometeo”, en Catálogo de la exposición Xaime Quessada. Arte y compromiso, Fundación 10 de Marzo, Santiago, 1997-2000.

3: José Gómez Alén, “Quessada e as Comisións Obreiras” en Trabajadores de la Enseñanza, nº 292, abril 2008.

4: Xaime Quessada e o seu tempo. Catálogo de la exposición. Ferrol 2016-2017.

José Gómez Alén. Historiador y Vicepresidente de la Fundación Xaime Quessada Blanco. Diciembre 2020

 

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