20 de abril del 2019 (56 Aniversario del crimen de estado de Julian Grimau)
Nota Aclaratoria
Los comentarios a dichas declaraciones iban a ser la última parte de la prevista segunda entrada sobre Los presos políticos en España , se publican hoy, ya que por razones técnicas no ha podido completarse la preparación y documentación del periodo 1948 a 1956 relacionado con dicho tema.
Abstract
La entrevista de Franco con el periodista francés M. Serge Groussard mantenida en el Palacio del Pardo publicadas en el diario parisino “Le Figaro”, se reprodujo en el ABC de Madrid de los días 13 y 14 de junio del 1958, con 47 preguntas y las correspondientes respuestas.
En las tres aquí analizadas relativas a las preguntas sobre los “exiliados políticos” (P.38), “la estimación que le merecían los soldados republicanos” (P.39) y “al carácter sangriento de la represión después de la victoria nacionalista” (P.40), que tienen relación directa con el tema central de la serie sobre los presos políticos en España, las respuestas dadas por Franco fueron manifiestamente falsas en todos sus contenidos, como vamos a tratar de demostrar.
Antecedentes
Los titulares con grandes tipos de letras del diario monárquico ABC de Madrid – y en los otros periódicos de España-de los días en que se publicaron las declaraciones de Franco en respuesta al periodista francés de “Le Figaro” que se reproducen a continuación ponen de manifiesto, la importancia política que le dieron las autoridades que controlaban férreamente la información y la censura de la prensa diaria, a dichas declaraciones.
Desde luego a las preguntas y respuestas antes referidas tan sólo le correspondieron los subtítulos del diario ABC publicado el 14 de junio de 1958 “Los exiliados” y “Las represiones comparadas de España en 1939 y de Francia en 1944”, lo que encerraba una hábil maniobra de los confeccionadores del diario madrileño, para no consignar la literalidad e intencionalidad de las preguntas y para no resaltar y entrar en el fondo de las respuestas dadas por Franco, pues de haberse llevado con fidelidad se habrían puesto de manifiesto la absoluta falta de veracidad que encerraban todas esas afirmaciones.
El Juez Militar especial Coronel Enrique Eymar Fernández, quién prácticamente monopolizó la represión de la oposición política en España, durante el periodo 1940 a 1964 fue uno de los personajes más turbios, de esos ejemplares que resumen y encarnan lo peor de las guerras. Comandante del Ejercito republicano que pasó los tres años del conflicto en Madrid, como Subdirector del Museo del Ejército, además de presidir por sus heridas producidas en al año 1926 en una batalla cerca de Tetuán (Marruecos), la Asociación de Mutilados de Guerra. Con el triunfo de Franco fue procesado por no haberse sumado al Alzamiento, estuvo en arresto domiciliario, pero no se sabe hasta el momento, las razones de que le fuese levantado el procesamiento y reingresó de nuevo en el Ejercito de los vencedores, en el que el General Varela le nombró en el año 1940 Juez de Prisioneros y después, Juez Militar Especial Instructor de causas, cargo y función en la que permaneció con distintas denominaciones hasta el año 1964 , una vez creada la Jurisdicción Especial de Orden Publico.
No estaría de más resaltar a los debidos efectos, que la Causa instruida por el Juez Militar Especial Coronel Eymar, el 16 de julio de 1957 por el delito de rebelión Militar contra el general Rojo, le correspondió el Nº 1.500/1957 y faltaban casi medio año para que terminase dicho año, lo que puede dar fé de la intensa actividad desplegada por ese Juzgado Especial Militar, contra los opositores a la dictadura.
Precisamente en el año 1958 por un decreto de Franco de 24 de enero (BOE del 12.02.1958) se le designó como Juez Militar Especial, con jurisdicción en todo el territorio nacional para la tramitación de todos los procedimientos judiciales derivados de las actuaciones extremistas recientemente descubiertas.
Tras la reproducción de las dos `primeras páginas del diario ABC de Madrid donde aparecieron las 47 preguntas y repuestas, nos vemos obligados a transcribir literalmente las tres que se corresponden a las Nº 38 a la 40, para que los lectores se percaten, de lo que es capaz de mentir un “dictador” en pleno ejercicio de su cargo y con la concentración de las múltiples funciones que le correspondían.
La entrevista – puede ser consultada íntegramente en la red, pinchando en ABC- Hemeroteca- se iniciaba con una primera pregunta del periodista francés ¿Ha experimentado usted influencias ideológicas en su formación de hombre de Estado? La respuesta rotunda y categórica “No” es lo suficientemente expresiva de una egolatría sin parangón, al negar que como persona y presunto estadista había tenido en su formación como tal determinadas influencias.
A la pregunta Nº 38 Los veteranos de los ejércitos “republicanos” y los responsables políticos de la España “republicana”, tienen los mismos derechos que los nacionalistas.
Franco responde: “Exactamente los mismos. Siempre he odiado personalmente la guerra civil. Todo el país la ha sufrido con odio. Nada hay más terrible en el mundo. Somos ahora un pueblo unido. No hay más que una sola España. ¡Ninguna discriminación! La victoria ha sido la victoria de todos, incluso para los vencidos, pues hemos tenido que hacer esfuerzos especiales para devolver un puesto normal en la nación.
Ahora mismo, hace poco tiempo, un general en jefe del ejército “rojo”, el general Rojo, ha regresado a España. Hubiera podido hacerlo mucho antes. Se le ha dejado absolutamente en paz, nadie le pregunta nada.¡ La guerra civil ha terminado!
Hay muchos antiguos republicanos que ocupan bastantes funciones en nuestro país. Son altos funcionarios, diplomáticos…Algunos han participado en el Gobierno .Otros, en el Gobierno participan actualmente.
A la pregunta Nº 39 Durante la guerra civil , ¿sentía usted estimación hacia “los soldados republicanos”?: “ La escueta respuesta del general Franco, sentíamos que era terrible la necesidad de luchar entre españoles. Siempre he estimado a todos los militares profesionales y a todos los soldados en el combate.”
La pregunta Nº 40 ¿No fue demasiado sangrienta la represión de la victoria nacionalista?: “Responde Franco, ciertamente que hubo condenas y ejecuciones después de la guerra de Liberación. Y, naturalmente, tuvo que haber algunos actos de exageración…Pero los errores fueron ínfimos. Y puede afirmarse que después de la Victoria de 1939, solo fueron castigados los delitos de derecho común.”
Comparemos, por ejemplo, nuestra depuración de entonces con la depuración de ustedes después de su liberación en 1944. La represión de ustedes fue mucho más sangrienta, mucho más violenta que la nuestra. La cifra de las ejecuciones y de las condenas a la prisión lo proclaman y lo proclaman en contra de lo que ha pasado en su país. Nadie fue condenado en España por “crimen político”; nadie fue inquietado por sus ideas. Sólo aquellos que habían cometido abusos –pillajes, robos, , asesinatos- tuvieron que rendir cuentas de sus actos; sólo aquellos que personalmente tenían responsabilidad en la muerte de personas inocentes. Teníamos que dar ejemplo. Lo exigía el país. Pero estos ejemplos fueron determinados por la Justicia. ¡ Cuantas veces yo, en persona, he tenido que conmutar penas , a pesar de las protestas de algunos exaltados!.Cada caso era medido. Basta con examinar los expedientes de los juicios de la época para convencerse. Hace poco, un grupo de personalidades norteamericanas quiso compulsar nuestros archivos de criminales de guerra. Se interesaban especialmente por la instrucción de los casos incoados por la Jurisdicciones especiales militares. Estudiaron numerosos expedientes de condenados a muerte. Yo le pregunté luego por su opinión y me dijeron ¡ pero si estos hombres hubieran sido sin excepción fusilados por los jueces de los estados Unidos . Y yo les repliqué” Pues bien yo he indultado a este, a este y a este de esos culpables. Reclamaron otros expedientes “Estos hubieran sido fusilados por nosotros”. Y les contesté: “Pues esa gente ha terminado por estar en libertad entre nosotros”.
La portada que precede y como se indica en la misma es la del XVIII Premio Comillas de Biografías, Vicente Rojo, Retrato de un general republicano, escrita por José Andrés Rojo, periodista y colaborador de EL PAIS, uno de los nietos de dicho personaje y publicada en el 2006 por Tusquets Editores.
Para aquellos que no sepan quién fue el General Rojo, utilizaremos las palabras que se pronunciaron en el momento de ser enterrado “Un militar leal a la República, católico y demócrata”.
En el capítulo 9 con el titulo Regreso a España: Pelear hasta el último momento y subtítulos La medida de la derrota, El bochornoso proceso, se describen con detalle y minuciosidad cuales fueron los pasos que dio el General Vicente Rojo a su vuelta en España después de que desembarcó en Barcelona el 18 de abril de 1957 y como podrán comprobar los lectores, no coinciden en absoluto con la supuesta situación idílica de “paz” que Franco manifestó al periodista francés en la que estuvo el General Rojo al volver de un exilio de diez y ocho años, acompañado de su mujer y su hija pequeña.
Un mes después, fue citado en Madrid por el tristemente famoso y siniestro Coronel Enrique Eymar- consultar los diversos trabajos de investigación y entradas referidas a él,-en el blog justiciaydictadura.com – para iniciarle, según le manifestó ladinamente dicho juez especial militar del Juzgado de Espionaje y Comunismo un mero “expediente informativo”, “una simple rutina” , dijo, que se hacía con todos los que volvían a España, desde el exilio.
El 16 de julio de 1957 el general Rojo se enteró que aquel expediente informativo y supuesto trámite burocrático sin mayor importancia, había sido ya elevado a Causa Criminal, Nº 1500/1957, por Rebelión Militar), al ser citado por el Coronel Eymar , quién le manifestó que le iba a procesar por dicho delito y al día siguiente le fue notificado el auto de procesamiento, en base al artículo 238.2º del Código de Justicia Militar del año 1890. Dejó escrito el general Rojo, en una Autobiografía inconclusa… me dolía profundamente ver manchada con ese procesamiento y a los 46 años de vida militar una hoja de servicios que yo estimaba inmaculada…él que había sido fiel a su juramento de fidelidad a la república y que había tenido que enfrentarse justamente a aquellos que faltaron a su palabra y que se alzaron contra un régimen legalmente constituido.
A continuación se transcriben las palabras escritas por el General Rojo antes de su vuelta España al también general republicano: Fernando Martínez Monge
Según el Juez Eymar, se le juzgaba como ex militar y ex comandante, pero el General Rojo insistía que no debería olvidarse que era legalmente general desde septiembre de 1937 y que fue durante 23 meses en la guerra Jefe del Estado Mayor Central.
Tras el procesamiento el General Rojo hubo de permanecer en Madrid- se le denegó por Eymar con la lapidaria frase “ de ninguna manera” acudir a una invitación realizada por el historiador e hispanista Raymond Carr para dar una conferencia en Londres sobre la batalla de Madrid- y tenía la obligación de llamar al juez cada siete días, para justificar que permanecía a disposición de dicha autoridad judicial.
El 29 de octubre fue citado en la calle del Reloj nº 5, en el anexo de la Capitanía General con la finalidad de que designase defensor, de una lista elaborada por el Juez Instructor y de la que renunció, para evitar que le pudiese tocar a algún viejo amigo y compañero y solicitando se le nombrase por el turno que le correspondiese.
Unos días mas tarde le llamó Juan Besteiro, Teniente del Regimiento de Carros de Combate de Campamento, que era el militar designado para su defensa, quién se sinceró con el general y le dijo que era la primera vez que iba a realizar ese cometido, pero que se había asesorado buenamente con un amigo abogado.
La Orden de Plaza , en la que se señalaba la fecha de celebración del Consejo de Guerra de la vista para el 5 de diciembre de 1957 estaba firmada por el General Carrasco (un hombre al que Rojo había protegido en su casa durante buena parte de la guerra, el mismo que cambiaba de acera cuando su mujer vino de visita a Madrid en los cincuenta, el que ahora los ignoraba como si nunca hubiese existido nada entre ellos).
Hoy se ha celebrado el Consejo de Guerra-dejó escrito en su Autobiografía el general Vicente Rojo-para juzgarme como delincuente, premio que culmina mi vida a los 63 años de conducta honrada como hombre y a los 46 de intachable conducta militar. Fue un acto formulario; lectura del apuntamiento; lectura de la calificación del fiscal pidiendo la pena que corresponde ( de treinta años de reclusión y accesorias) ; lectura del alegato de defensor; comparecencia mía (renuncié a asistir a la vista). A las preguntas del Presidente de si tenía algo que alegar, Rojo contestó <<Nada>>
La composición del Consejo de Guerra fue : Presidente el general de División Alfredo Erquicia Aranda (Jefe de la División Acorazada), Vocales: General de Brigada Gonzalo de Lombana García (Jefe de Regimientos Independientes), Coronel de Ingenieros Enrique Guilache Bayo (Regimiento de Zapadores del Primer Cuerpo del Ejército), Vocal Ponente Coronel Auditor Julio Sainz Brugueras, Fiscal el militar de la región; defensor Teniente de Infantería José Besteiro Alvarez (Alcázar de Toledo-Campamento): Vocales suplentes: Coronel de Infantería Jesús Molleda Ibáñez ( Regimiento de Automóviles) y el Coronel de Artillería, Francisco Goicorretea Valdés ( Regimiento de Artillería 75).
La sentencia dictada el mismo día de la celebración del Consejo de Guerra el 5 de diciembre de 1957, contenía como hechos declarados probados: “ Que el día 18 de julio de 1936 el hoy procesado….a la sazón comandante de Infantería Diplomado de Estado Mayor y destinado en el Estado Mayor Central del Ministerio de la Guerra, como ayudante de Campo del General Jefe de la 2ª Agrupación, conociendo el Glorioso Alzamiento Nacional y manifestando su ideología contraria al mismo, sumó su esfuerzo personal al de las fuerzas que lo combatían continuando en su puesto militar hasta el día 20 siguiente, que pasó al Estado Mayor del Ministerio de la Guerra para a los cuatro días pasar a la columna de operaciones de Somosierra…(continua relato de la vida militar del General Rojo durante guerra…) hasta que el 9 de febrero de 1939 derrotado el Ejército Rojo de Cataluña se retiró con los restos del mismo a Francia por Pertheus, permaneciendo luego en el extranjero voluntariamente exiliado y en intimo contacto con los elementos políticos rojos hasta el 18 de abril de 1957 que entró en España previa solicitud y autorizado por la Comisión de Repatriaciones..
Proseguía la sentencia, con el primer resultando, consideraba que los hechos declarados probados eran constitutivos de un delito de Adhesión a la Rebelión Militar, definido y sancionado en el Art.º 238, en relación con el Art.º 237,1º y 4º, ambos del código de Justicia Militar de 1890, aplicable en este caso, por ser el vigente y considerando autor y responsable de dicho delito en relación con el Art.º 14.1º del Código Penal de 1932 se le condenaba a la pena de Reclusión Perpetua (30 años de Reclusión Mayor) con las accesorias , militar de pérdida de empleo y común de interdicción civil e inhabilitación absoluta durante la condena.
Posteriormente a dicha sentencia, hizo las oportunas aclaraciones el General Rojo en uno de los documentos que se acompañan a la misma. Hasta su fallecimiento ocurrido en el año 1966, el general se dedicó a la escritura, escribió, escribió y escribió , dice su nieto al final de una entrevista.
A continuación se insertan el auto de procesamiento, la sentencia y las notas que el propio general realizó criticando algunos puntos de la misma, documentación que en su día me fue proporcionada por José Andrés Rojo, cuando le comuniqué que tenia el proyecto de trabajar en la biografía del siniestro Coronel Eymar, trufada por multitud de personajes que hubieron de pasar por “su jurisdicción desde los años 1940 a 1963”. Auto de procesamiento, sentencia y otros documentos
Todo ello, lleva a confirmar, lo que manifestó José Andrés Rojo en la presentación de la Biografía de su abuelo el General Rojo. Retrato de un General Republicano… Franco hizo que el General Rojo fuera un muerto en vida
Sin pudor ni rubor alguno Franco realizó las declaraciones al periodista francés que reprodujeron los medios españoles seis meses después de haberse dictado esta ignominiosa sentencia, una más de los cientos de miles que se dictaron en las diversas Capitanías y Regiones Militares de España – esta es la fecha que transcurridos más de ochenta años de la terminación de la guerra fratricida, propiciada por un golpe de estado promovido por generales felones, apoyados por las potencias nazi-fascistas no sepamos con certeza el total de consejos de celebrados y el total de condenas de muerte y el total de años de condena impuestas, asi como tampoco el número total de asesinados impunemente que aún quedan enterrados en las cunetas y en las tapias de algunos cementerios.
Segunda mentira de Franco acerca de la estimación que le merecían los soldados republicanos.
La breve y contundente respuesta de Franco de que Siempre había estimado a todos los militares profesionales y a todos los soldados en el combate resulta difícilmente sostenible después de su comportamiento con respecto al General Rojo, pero es que además existe una abundante bibliografía para demostrar absolutamente lo contrario a lo que Franco manifestó en este sentido.
Desde el año 2002 en el que se celebró en Barcelona el Congreso sobre Los Campos de Concentración y el Mundo penitenciario durante la Guerra Civil y el franquismo, cuyas ponencias principales y las actas con todas las comunicaciones presentadas al mismo fueron objeto de sendas publicaciones por la Editorial Critica (2003) hasta la más reciente y última Los Campos de Concentración de Franco. Sentimiento, torturas y malos tratos tras las alambradas, de Carlos Hernández de Miguel y partiendo de los trabajos iniciales del joven historiador Javier Rodrigo en el 2005, ponente en dicho Congreso, donde mantuvo la existencia de 188 campos de concentración y de casi medio millón de prisioneros , hasta las últimas cifras basadas al parecer en los propios Informes del Ejército Franquista parece razonable elevar la cifra hasta situarla en una horquilla entre setecientos mil y un millón de personas que atravesaron las puertas de alguna de los recintos concentracionarios franquistas.
Las cifras oficiales de las autoridades penitenciarias franquistas acerca del número total de prisioneros tras la terminación de la guerra civil, reconocidas ante la Comisión Internacional que en el año 1952 visitó varias prisiones españolas ascienden a unos doscientos setenta mil, que en diversos estudios de historiadores la elevan a la cifra aproximada a los trescientos mil.
Lo único que se mantuvo inalterable, según la reciente obra citada de Carlos Hernández de Miguel, en todos los vaivenes que sufrió el sistema clasificatorio de los campos de concentración: Fue la identificación de lo que el régimen consideraba como sus enemigos número uno y a los que ya describía con claridad en la primera Orden General de Clasificación : << Jefes y Oficiales del Ejército enemigo, individuos capturados o presentados que se hubiesen destacado o distinguido por actos de hostilidad contra nuestras tropas; dirigentes y destacados en los partidos y sindicatos y actividades políticas o sociales, enemigos de la Patria y del Movimiento Nacional, posibles y presuntos responsables de delitos de traición , rebelión u otra índole social o política, cometidos antes o después de producirse el Movimiento Nacional Libertador.
El destino de todos ellos, sino habían sido antes “paseados”, nunca varió durante la guerra y la posguerra. Pasar a disposición de los jueces militares para ser condenados a muerte o a elevadas penas de prisión, en cientos de miles de consejos de guerra sumarísimos sin las mínimas garantías procesales, que los convertían en verdaderas “farsas judiciales” y en los que Franco selló e impuso un verdadero pacto de sangre con el Ejército vencedor.
Tercera mentira de Franco: después de la victoria de 1939 solo fueron castigados los delitos de derecho común.
Además de la anterior respuesta, Franco la explicitó al afirmar categóricamente Que nadie fue condenado en España por “crimen político”, nadie inquietado por sus ideas. Sólo aquellos que habían cometido abusos-pillajes, robos, asesinatos-tuvieron que rendir cuenta de sus actos; sólo aquellos que personalmente tenían responsabilidades en la muerte de personas inocentes. Lo exigía el país. Pero estos ejemplos fueron determinados por la Justicia.
Cuando se produjeron esas declaraciones a mediados del año 1958 Franco llevaba en el Poder diez y ocho años y todavía faltaban diez y siete para su fallecimiento, pese a las supuestos cambios y transformaciones habidos durante todo ese periodo, hubo algo que persistió durante la dictadura.
Fue la persecución y represión contra todos aquellos que militaban en la oposición política, quienes por supuesto, tenían “otras ideas” acerca de organizar y administrar el país llamado España. Para lo que funcionaron permanentemente y sin solución de continuidad las Jurisdicciones Especiales de Guerra, la de Responsabilidades Políticas, la de Masonería y Comunismo, las de Orden Publico-JOP y TOP- además de las múltiples depuraciones sobre sectores concretos de la población-catedráticos, maestros, funcionarios estatales , provinciales y municipales, profesionales diversos, abogados, magistrados y jueces, registradores de la propiedad, árbitros de fútbol.
España Encadenada (Informe sobre las persecuciones políticas en la España de 1959).
En visita realizada al archivo de Pablo Iglesias en la localidad de Alcalá de Henares tratando de localizar materiales y documentación sobre los Juzgados Especiales de Orden Publico de febrero de 1956 y el Nacional de Propaganda Ilegal, de mayo de 1957-me proporcionaron copia de dicho Informe, que iba encabezado con un significativo título Especial para “COMBATE” , que supongo seria para su publicación en algún órgano clandestino.
Comenzaba el mismo afirmando, que al cumplirse el 1 de abril de 1959 veinte años desde la terminación de la guerra civil, la esperanza de reconciliación que existía en determinados ambientes españoles y diplomáticos extranjeros, de que el Caudillo aprovechase la efeméride y la anunciada inauguración del Valle de los Caídos en dicha fecha, para anunciar alguna medida de gracia, de una amnistía política o un nuevo indulto general se vieron plenamente defraudadas.
Franco en efecto pronunció un discurso, pero de de guerra dirigido sólo y exclusivamente a los suyos-Alféreces Provisionales-utilizando los manidos tópicos de “la Cruzada” y de la infiltración permanente de “los enemigos”.
En la segunda parte del Informe, se hacía expresa referencia a las declaraciones de Franco al periódico francés “Le Figaró”, desmentidas desde el Penal de Burgos y desde la prensa extranjera.
En nombre de los de los detenidos políticos que se hallaban en las cárceles en ese momento fueron los presos Eduardo Villegas Vega, Enrique Marco Nadal y Jose Luis Fernández Albert, socialista, anarquista y comunista, los que se dirigieron por escrito a Franco en cartas individuales a finales de junio de 1958 para demostrarle que no eran criminales comunes y que habían sido condenados por razones estrictamente políticas a penas muy largas, cartas que fueron publicadas en diversos diarios extranjeros.
Las consecuencias de esas conmovedoras cartas –escritas reglamentariamente –previa la pertinente autorización de la Dirección del Penal de Burgos- fue la sanción a los firmantes de las mismas que fueron llevados a celdas de castigo e incomunicados, a la que ellos contestaron declarándose en huelga de hambre.
La Confederación Internacional de Sindicatos Libres (CIOLS) dirigió a Franco un telegrama, reiterándole que habían sido muchas las ocasiones que habían protestado por las persecuciones en España a personalidades políticas y sindicales, por lo que se solidarizaban con los presos políticos encerrados en celdas y solicitaban el levantamiento de la sanción.
Se terminaba el Informe dando cuenta de las múltiples detenciones practicadas por la Brigada Política Social en el transcurso del año 1958 por el nuevo Juzgado Especial de Propaganda Ilegal, así como de la celebración de diversos Consejos de Guerra en distintas ciudades del territorio español.
Conclusión
En una época que se habla tanto de las noticias falsas ( fakes news) sería muy importante, útil y conveniente que sobre a todo para las nuevas generaciones se les explicase y se les pusiese ejemplos del dictador Franco mintiendo compulsivamente sobre hechos y circunstancias, en las que los españoles que vivían en este país tenían obligatoriamente que soportar, con la inestimable colaboración del ABC y el resto de todos los diarios y medios de difusión , la existencia de una sola verdad oficial.