Nº 83: Cincuenta y siete aniversarios del crimen de estado de Julian Grimau (JG).

20 abril 1963 – 20 abril 2020.

Tumba de Julian Grimau en el cementerio civil de Madrid, en la que también se encuentran las cenizas de su viuda Ángela Martínez, fallecida el 1 de septiembre del 2019, sin que pudiese tener la satisfacción de ver restablecida la justicia por el Crimen de Estado.

Abstract

Al cumplirse el pasado lunes 20, el cincuenta y siete aniversario de ese crimen de estado en la persona del dirigente comunista, he querido traer a este blog algunas consideraciones, sobre un personaje, José de Diego López que jugó muy importante papel en el montaje de la trama , que propició y facilitó que JG terminase ejecutado en la fría madrugada de un 20 de abril de 1963 ante un pelotón de asustados soldaditos de reemplazo, que no fueron capaces de cubrir ese expediente impuesto por la superioridad-militar por supuesto- y del más que nervioso oficial que mandaba ese piquete, cuando hubo de darle varios tiros de gracia, que al final consiguieron rematar a JG definitivamente, no sin antes poder decirle, con la escasa voz que le quedaba… “ Que acabase de una vez e hiciera bien su trabajo”, ese oficial hubo de ingresar el resto de sus días en un sanatorio mental, del que no sabemos si llegó a recuperarse de esa más que triste y trágica experiencia, cuando en su día eligió profesionalmente el servicio de armas.

Portada de Abc del 3 de agosto de 1963, José de Diego López y Arias Navarro.

La segunda parte de unas memorias, que ojalá sirvan para que cambie algo en una de las más tétricas historias de la dictadura franquista.

Un hallazgo casual.

La obligación de permanecer en casa me ha permitido, entre otras cosas, ponerme al día en alguna de las lecturas de libros adquiridos con anterioridad a la pandemia.

Una de ellas, segunda parte de una biografía Los años que todo lo cambiaron. Memoria política de la transición, cuyo autor Albert Oliart ya había escrito hace doce años la primera con el expresivo título, Contra el Olvido, que fue galardonada con el X Premio Comilla, en la que se hacia una expresa y emotiva referencia al día en que se dirigía a su trabajo y se enteró de la triste noticia del ajusticiamiento de JG.

La recogí y lógicamente cité a su autor en el final del capítulo tercero-pág. 177-del libro sobre EL TOP, La represión de la libertad 1963-1977, – y le envié un ejemplar del que me acusó recibo con unas letras cariñosas. (Ese libro sobre el TOP que espero algún día pueda salir la nueva edición actualizada, que se paralizó a primeros del pasado mes de febrero cuando estaba a punto de entrar en máquinas del taller de edición, —llamémoslo por ahora, un imprevisto e imponderable acontecimiento-, que algún día habré de desvelar. )

Me permito transcribir literalmente ese párrafo de Albert Oliart, en el libro del TOP, pues ya sé que habrá muchos lectores que no lo tengan a mano o no lo adquiriesen de las diversas formas y vías, cuando Planeta decidió quitarlo de la circulación y del mercado a primeros de marzo del 2002 cuando llevaba escasamente varios meses en el mercado desde su publicación a finales de octubre del 2001.

Decía Albert Oliart …Sin embargo, todavía recuerdo el 20 de abril de 1963, cuando en la calle Serrano, camino del Ministerio de Hacienda , me encontré a Emilio Gonzalez Orbaneja y este me dijo que aquella madrugada habían fusilado a Julian Grimau: sentí todo el miedo, la angustia y la ira hechos fríos en mi cuerpo. Dos días antes había hecho un informe, a petición de Sánchez Cortes, para el Ministro de Hacienda, en el que sostenía y argumentaba que el delito continuado que se imputaba a Grimau y por el que le habían condenado a muerte, no era tal delito continuado de acuerdo con el Código Penal vigente. Otra véz aquella sensación casi física que vivíamos cercados y de que los guardianes ni perdonaban ni olvidaban…

Alberto Oliart, uno de los protagonistas de la supuesta transición modélica.

Creo que debo presentar al autor del anterior párrafo, Alberto Oliart (Mérida 1928) se licenció en derecho en la ciudad de Barcelona. Como Abogado del Estado ejerció diversos cargos en la Administración Pública. Fue amigo en su juventud de importantes miembros de la Generación de los Cincuenta como Carlos Barral, Juan García Hortelano, o Jaime Gil de Biedma. Nombrado Secretario General de Renfe en 1967 y ejerció como consejero delegado de empresas como Explosivos Rio Tinto, Cross o Barral Editores. Tras la llegada de la democracia, ostentó el cargo de Ministro de Industria y Energía (1977-1978), Sanidad y Seguridad Social (1980-1981) y Defensa (1981-1983) y entre 2009 y 2011 fue Director General de Radio Televisión Española.

Ese cargado curriculum personal, profesional y político y una mochila repleta de vivencias y experiencias, acompañada de una muy ágil escritura se plasma en una exposición muy meditada de sus recuerdos.

La segunda parte de sus memorias se adentra en detallar múltiples acontecimientos durante el periodo polémico de la transición, cuyo final y aunque no lo diga el autor expresamente, lo sitúa entre febrero de 1981 hasta mediados de 1982, en el intento de Golpe de Estado de Tejero, el posterior procesamiento, con el juicio farsa de Campamento de los militares golpistas y la posterior revisión de las condenas por parte del Tribunal Supremo, de las más que benignas, impuestas por el Consejo Supremo de Justicia Militar, máxima instancia de la justicia de guerra del franquismo, que aún pervivía como institución, cinco años después de aprobada la Constitución de 1978.

Época y momento que Oliart vivió muy directa e intensamente dado que, ostentaba el cargo de Ministro del Ejército, del segundo Gobierno democrático que encabezó Leopoldo Calvo Sotelo, tras el fallido y frustrado Golpe de Estado.

La lectura de Los años que todo lo cambiaron… podría llevar aparejada una crítica profunda y razonada a esa visión un tanto idealizada del cambio y de la transición tras la dictadura franquista y de sus protagonistas, sobre todo, porque algunos de los supuestos “motores”, con apellidos de “Borbón y Borbón”, creo sinceramente son de los que queda mucho camino por aclarar y despejar.

No será esa la principal consideración crítica, me preocupó mucho más, todo lo que se dice en las páginas 339, 340 y 341, las que no transcribo literalmente, ya que, consta en la página de crédito del libro, la rigurosa y absoluta prohibición de cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación total o parcial de esta sin el permiso escrito de los titulares de los derechos de explotación.

Ello no impide lógicamente desde un prisma de investigador y “aflorador”- que es como me gusta llamar a mi actual actividad profesional-, el derecho a realizar comentarios al texto y una síntesis del contenido de esos apartados para una posterior glosa crítica de las mismas.

Cenas muy poco secretas entre un Ministro del Ejercito y un general vocal instructor y ponente de la sentencia del 23F.

Dichas páginas se encuentran en la parte final del libro, en el capítulo 7, que lleva por título Proceso y juicio del 23-F.

Se inicia el mismo haciendo un recapitulación o cronograma de fechas, muy apropiada para situar al lector desmemoriado, en el tiempo real en que ocurrieron esos acontecimientos, entre las que se destaca el 24 de febrero de 1981- el día después- que comenzó la instrucción de la causa por el intento frustrado del golpe de Estado, que terminó en julio de 1981. En agosto – acabada la labor instructora se inició la fase de plenario- con nuevas diligencias y con declaraciones de testigos que terminó el 27 de enero de 1982 y el juicio (del Consejo de Guerra de Generales) se inició a las diez y diez de la mañana, del 19 de febrero de 1982 y terminó el 24 de mayo ( el 23 de febrero de 1982-primer aniversario del frustrado golpe, la mayoría de los treinta y tres procesados lo celebraron negándose a comparecer en la Sala, donde se estaba viendo ese Consejo de Guerra de Generales y Oficiales) .

Tras describir la primera fase de la instrucción sumarial, estando como Presidente del Gobierno Adolfo Suárez y Ministro de Defensa Rodriguez Sahagún, con el nombramiento de juez instructor de José María García Escudero, quién tomó las primeras declaraciones del teniente coronel Tejero y al general Milans del Bosch ya detenidos.

Fue el 26 de ese mes de febrero de 1981 cuando Alberto Oliart asumió la cartera del Ministerio de Ejército, siendo ya primer ministro y jefe del Gobierno Calvo Sotelo, por lo que en dichos cargos, funciones y responsabilidades hubieron de aguantar y soportar-nunca mejor dicho, el comportamiento altanero y provocador de la mayor parte de los uniformados que se sentaban, cuando querían, en el banquillo, con la excepción, a esa actitud altanera y levantisca, la del comandante Pardo Zancada, quién gallardamente admitió su culpabilidad, manifestando lo había hecho por el bien de España y que lo volvería hacer si persistían las condiciones, que habían justificado su conducta y la negativa absoluta del general Armada para admitir cualquier implicación en la o las tramas de las que nunca se llegó a esclarecer cuantas fueron.

No habría estado mal-en su momento- haberles recordado a estos militares golpistas, los cientos de miles de consejos de guerra celebrados tras finalizar la llamada Guerra Civil contra ciudadanos patriotas españoles, las miles de condenas a muerte y de miles de años de prisión de ciudadanos , unos por haber sido republicanos y otros por seguir luchando para reconquistar derechos y libertades suprimidos tras el golpe militar y durante la dictadura, juicios todos ellos sin las elementales garantías procesales, sin derecho a ser defendidos por abogados profesionales, ya que sus defensores debían ser obligatoriamente oficiales del ejército, la mayoría sin conocimientos jurídicos, para hacerles ver y comprender las enormes y sensibles diferencias de de forma y de fondo para entender LA JUSTICIA, entre una dictadura y un sistema democrático.

El trámite del plenario en el Consejo de Guerra del 23F.

Fue en la denominada segunda etapa del juicio- la del plenario-, iniciada en junio de 1982, tras haberse ya designado a la totalidad de los miembros del Consejo Supremo de Justicia Militar, que deberían luego de actuar como pleno del Consejo de Guerra que juzgase a sus compañeros por el intento del golpe, cuando relata Oliart , que el Gobierno se mantenía un estrecho y permanente contacto con el teniente coronel Alonso Manglano-Jefe del Cesid-, quién le informó , que desde diciembre del 1981, venía manteniendo contactos con el general De Diego, que había hecho la guerra al lado de los sublevados, después fue Gobernador Civil de Zaragoza, nombrado por Franco, como tantos otros y que a la sazón, era miembro del antes referido Consejo Superior de Justicia Militar, el cual le contaba muchas de las cosas que pasaban en las deliberaciones del Consejo, esto es, dicho general De Diego era “una garganta profunda”, esto es espiaba las opiniones de sus propios compañeros-todos ellos generales y almirantes- de las que posteriormente se nutria de información el propio CESID.

De Diego no era sólo un miembro más del Consejo Supremo de Justicia Militar, sino que era el designado como Vocal Ponente del Consejo de Guerra que se celebraría en Campamento contra los treinta y tres militares golpistas y por tanto era el encargado legalmente, en dicha fase del plenario, según el Código de Justicia Militar de admitir o denegar las pruebas propuestas por los defensores de los conjurados y lo que era lo más importante , el responsable de redactar en su día la sentencia que se dictase tras la celebración del juicio.

Por lo que Oliart sugirió a Manglano “institucionalizar”-aún más dicho contacto confidencial con el general De Diego y así poder tener el Gobierno una información directa de cómo se iba tramitando esa fase del juicio.

Por lo que Oliart decidió, que se reunirían los tres en un espacio construido enfrente de la sede del Ministerio del Interior, lugar que para acceder al mismo, se habría de pasar por un jardín interno y por el reconocido y prestigiado restaurante Jokey.

Así sucedió y desde ese momento Oliart supo que el general De Diego, había pertenecido al Servicio de Inteligencia desde antes de la democracia- debiendo seguir pienso yo en activo y de servicio por su relación con el Jefe de los espías.

En la primera reunión el General De Diego se sinceró con el Ministro Oliart ¿?-(las interrogantes son nuestras)- y le manifestó que él había sido franquista, pero que después de morir Franco, en el testamento que leyó Arias Navarro, les dio la orden expresa de ponerse al servicio del rey, con la misma lealtad y así había actuado él, además había comprendido tal y como se desarrollaron las cosas, que la transicción a una democracia con elecciones libres y la consecución de una Constitución eran necesarias para acercar España a Europa.

Tras lo cual De Diego le dijo al Ministro Oliart que le informaría –con el máximo secreto- y de aquello que no pudiese informarle directamente por la obligaciones que por su cargo tenia, se las daría a Alonso Manglano, para que se la trasladase al Ministro.

Tras lo cual, el general De Diego le hizo al Ministro una descripción de lo que pensaban todos los consejeros, incluidos el Presidente del Consejo de Guerra- y a su vez Presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar- general Alvarez y de los consejeros letrados , uno del Aire y otro de Tierra, ambos buscaban favorecer en lo que podían a los sublevados buscando atenuantes o eximentes y cuando él o alguno de los miembros que componían el Consejo Supremo le llevaban la contraria y le mostraban las pruebas y declaraciones de Tejero, enseguida decían querer saber la verdad de lo que había pasado el 23 F.

Incluso antes de comenzar la primera cena, Oliart le dijo a De Diego que había ido a verle el general Gabeiras para hablarle y proponerle como sustituto de otro general que se había jubilado, un nuevo miembro del Consejo Supremo a un general de Artillería,- del que no consta en el texto su nombre- alagando sus cualidades en su trabajo y su fidelidad a la corona, le contestó De Diego, que dicho general, nada más llegar a su nuevo cargo, les reunió a unos cuantos para decirle que no podían seguir adelante con la causa sabiendo que los procesados no se habían sublevado, porque actuaban en la creencia de estar haciendo lo que el rey quería que hicieran y era evidente habían actuado movidos por su patriotismo, a lo que el Ministro Oliart contestó No sigas mañana lo cambio, ahora ayudadme a ver quién le puede suceder. Os diré que esto me costará una querella, pero ya llevo muchas…

Más adelante, en el capitulo Crisis de la UCD y dimisión de Paco (Ordoñez)- pág. 350, anotaba el Ministro Oliart a modo de conclusión…Las reuniones nocturnas con De Diego hicieron que supiéramos cuanto necesitábamos sobre los miembros del tribunal para ir tomando las medidas necesarias. En esa situación de vigilante tranquilidad llegó la crisis política y la remodelación del Gobierno del 1 de diciembre de 1981.

En la Pag. 378- dentro del capítulo La Sentencia, narra Alberto Oliart, que el día que se dictó , se presentó en el despacho oficial del Ministro, el General Gómez de Salazar-que era en ese momento, el Presidente del Consejo de Guerra celebrado por el intento frustrado del golpe de Estado del 23F-, que entró en el despacho, vestido de deporte, dicho general, le manifestó “ Que le perdonase que se presentase con esa vestimenta, pero que tenía pensado irse después a jugar al golf.

Y a continuación le dijo al Ministro Te traigo la sentencia que se ha dictado de acuerdo con la ponencia de Diego, que es un militar serio y merece todos mis respetos porque ha cumplido siempre con su deber (No aclaró cuál de ellos, dada su doble condición y funciones del antes mencionado general, la de espía o la de general miembro y Vocal Ponente del Consejo de Guerra), Su ponencia se ha aprobado por unanimidad. Yo sólo he dicho que se dictara la sentencia a partir de la ponencia y que a los tenientes les caerá poco porque mandan de generales para arriba.

Nada más salir del despacho entró la secretaria para decirle que ya no tenía pendiente ninguna visita a celebrar esa mañana y le comentó ¡¡ ¡ Por cierto Ministro como iba vestido este general!!! .

Cerró la puerta y le pidió que le pusiera con el Director del diario El País Juan Luis Cebrián- a quién le dijo que ya tenía la sentencia y que no la conocía nadie, le contestó Cebrián ¿Cuantas penas máximas hay? Dime sólo eso. Le contestó dos de treinta años, una para Milans y otra para Tejero, pero sus defensores la van a recurrir. Es suficiente, eso está bien, gracias por decírmelo.

Después llamó al Presidente del Gobierno para decirle que tenía que verle urgentemente…., quién contestó que estaba comiendo y que le devolvería la llamada, también llamó al Rey, al que adelantó el contenido de la sentencia y que iba a ser él quién se la llevara, porque Gómez de Salazar le había dicho que se movía torpemente en términos jurídicos- nada le dijo de las actividades golfistas de ese general- y que dicho general creía que sería mejor que fuese el Ministro del Ejercito el que se la leyera y explicara al Rey.

Cuando después de comer, llegó al despacho del Presidente del Gobierno se encontró con la sorpresa de que estaba acompañado por Felipe Gonzalez…. Les explicó la sentencia…

Resulta cuanto menos significativa, la prioridad dada por el Ministro del Ejército en darle la primicia informativa de algunos de los contenidos de la sentencia dictada al director del diario El País, antes que el presidente de Gobierno y antes que al Rey, quizás, porque según dejó escrito al final de la Pagina 381 era más importante en esos momentos tener a favor El País que al Consejo de Ministros…¿?. (También estas interrogantes son mías). (Aquí corto el relato y el lector que esté interesado compre o lea en una biblioteca pública el libro de Oliart, editado por Tusquets).

He repasado en la red las varias reseñas publicadas sobre esta segunda parte de la biografía de Alberto Oliart, en ninguna de ellas, se recoge y se hace referencia a los extremos anteriormente relatados de los contactos y encuentros nocturnos-supuestamente secretos- entre el General de Diego- Vocal ponente que redactó la primera sentencia del 23 F- y el entonces Ministro del Ejército, con la presencia del Jefe del Cesid Alonso Manglano.

Si alguno de los lectores le diese por leer el Art.º784- dentro del apartado de la Sección Segunda- De la vista ante el Consejo del Código de Justicia Militar de 1945, vigente, cuando tuvo lugar ese Consejo de Guerra, podría leer lo siguiente: Practicadas las anteriores diligencias, el Presidente declarará terminado el acto y el Consejo se constituirá en sesión secreta, sin que después pueda suspenderse ni disolverse hasta dictar sentencia.

Y si tiene paciencia, podría leer también el contenido del Art.º 786 ( dentro de la Sección Tercera- De la deliberación y sentencia del Consejo) que dice : Constituido el Consejo en sesión secreta, el Vocal Ponente expondrá a los demás Vocales del Consejo las observaciones y razonamientos que le hayan sugerido el estudio de la causa, seguidamente se deliberará respecto de los hechos y sus pruebas y terminada la discusión sobre cada uno de los puntos que el Tribunal está llamado a resolver, se procederá a la votación.

No hay que ser un experto jurídico para poder calificar la más que anómala e irregular conducta de un miembro de un tribunal militar colegiado , que además está designado como Vocal Ponente para redactar la sentencia- por pertenecer al cuerpo jurídico militar- único miembro del mismo que ha de tener obligatoriamente la licenciatura en derecho, que mientras los días que duraron las deliberaciones previas en ese órgano judicial militar, para dictarla, simultanease las mismas, con las cenas habidas con el Ministro del Ejército y con el jefe de los Servicios Secretos del Estado.

El Art.º 367 del Código Penal de 1973, vigente todavía en el año 1982, se castigaba la violación de secretos cometidas por un funcionario público, con una pena de suspensión y multa de 5.000 a 10.000 pesetas, si la revelación…resultare de grave daño para la causa pública o para tercero las penas serian de de prisión menor e inhabilitación especial.

En el Código Penal vigente en su Art.º 417, apartado segundo eleva la pena si la revelación de las actuaciones declaradas secretas fuese realizada por el Juez o miembro del Tribunal, representante del Mº Fiscal, Secretario Judicial o cualquier funcionario al servicio de la Administración de Justicia, se le impondrán las penas previstas en el Art.º 417, en la mitad superior, esto es, prisión de uno a tres años inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de tres a cinco años.

No hay posible causa penal por dichos hechos, ya que el presunto autor y único responsable penalmente, el general José de Diego López falleció en el Escorial el 19 de diciembre de 1998, a la edad de 84 años, según esquela publicada el 27 de ese mismo mes por ABC de Madrid.

Ahora bien, ello no es óbice ni impedimento alguno, para “seguir aflorando” algunos extremos y datos de interés en el curriculum profesional público del fallecido general, a la espera de que transcurran los preceptivos y reglamentarios veinte y cinco años para conseguir el acceso de su historial militar completo.

Otros datos biográficos de José de Diego López

Hasta el momento, además de las aportaciones realizadas por Oliart de que Jose de Diego López, había hecho la guerra al lado de los militares sublevados y que fue nombrado Gobernador Civil de Zaragoza por Franco y su pertenencia al Servicio de Inteligencia desde antes de la democracia, he conseguido averiguar y aflorar otros datos de interés que van completando el perfil personal y socio profesional de dicho sujeto, su papel y función en el entramado jurídico represivo de la dictadura franquista y como se adaptaron y pervivieron estos individuos, tras el cambio de régimen y la pretendida transicción modélica.

No deja de ser curioso que fuese también el diario El País, en su edición de Barcelona del 11 de julio del 2011 y por el periodista Alfons Quinta, apareciese publicado un artículo con el siguiente titular El consejero instructor del 23 de febrero ocupó altos cargos en la policía franquista. (Puede consultarse en la red, https://elpais./diario/1981/07/11/espana/363650414_850215.html , visitado el 02/07/2017)

En el que se resaltaba la sorpresa causada en los medios políticos y jurídicos de Barcelona el nombramiento del general José López de Diego, como consejero instructor para el periodo plenario de la Causa 2/81, relativa al golpe fallido del 23 F, quién había tenido severas actuaciones como jefe superior de policía en esa ciudad desde el 22 de octubre de 1956 hasta el 13 de agosto de 1957 y era el hombre de confianza del gobernador civil también jurídico militar Felipe Acedo Colunga, -quién añadimos, actuó como fiscal en los procesos que siguieron a los hechos revolucionarios de Asturias de 1934, también desempeñó dicho cargo y función en el consejo de guerra que se le instruyó a Julian Besteiro, en el que pidió la pena de muerte, pero terminaron condenándole a cadena perpetua.

Igualmente se ofrecían en esa crónica, otros muy interesantes extremos sobre la personalidad y trayectoria vital de José de Diego López : era hijo de un oficial de la guardia civil que el 18 de julio de 1936 desempeñaba el puesto de comandante de puesto de El Escorial (Madrid) y con motivo de los acontecimientos producidos en esas fechas fue asesinado de forma particularmente brutal, Su hijo logró pasar a la zona controlada por el Gobierno de Burgos y como oficial ocupó cargos jurídicos militares en Sevilla a las órdenes del general Queipo de Llano.

Por los datos contenidos en las escalillas del Cuerpo Jurídico Militar de 1946, editada por el Servicio Geográfico del Ejército, Madrid, Dirección General de Reclutamiento y Personal-sección cuerpo jurídico militar- aparece en la relación de capitanes auditores, precedido de José Solís Ruiz , en el tercer puesto, nacido el 8.9.14, ingresó en el servicio el 11.3.35 y antigüedad del 11.3.43- que debió ingresar con el grado de teniente-.En la escalilla de 1948, aparece en la lista de comandantes auditores con el Nº 49, precedido también por José Solís Ruiz con el 38 .

Tras el paso por la jefatura superior de policía de Barcelona , fue nombrado en el verano de 1957 para el mismo cargo en la de Madrid ( La Vanguardia Española , 1 de agosto de 1957, en la Pág. 38, destaca el homenaje de despedida ofrecido por el Gobernador Civil Acedo Colunga), desde donde asciende políticamente y es designado como Subdirector General de Seguridad del que era ya su inmediato superior el Director General de Seguridad, Carlos Arias Navarro-también ex jurídico militar-, siendo Ministro de Gobernación Camilo Alonso Vega.

Hay constancia que es recibido en el Palacio del Pardo en Audiencia por Franco el 20 de marzo de 1963 (La Vanguardia Española de 21 de marzo de 1963, Pág. 7)-justo un mes antes de la ejecución de JG-.

Nombrado Director General de Beneficencia y Obras Sociales en el Consejo de Ministros celebrado el viernes 19 de noviembre y tomó posesión al siguiente viernes 26 (según informaron en La Vanguardia Española del 20 y del 26 de noviembre de 1965). Por ese cargo y condición es designado como Procurador en Cortes en enero de 1967, en diciembre de ese mismo año es nombrado como Director General de Política Interior y Asistencia Social (La Vanguardia Española, viernes 22 de diciembre de 1967). En enero de 1968 es nombrado por decreto de Gobernación, Presidente de la Asamblea Suprema de la Cruz Roja.

En julio de 1970 se le concede la Orden Civil de Beneficencia (ABC del 18 de julio de 1970) y en febrero de 1977, es recibido en audiencia por el rey Juan Carlos y recibe la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo- ya constaba como general auditor del Cuerpo Jurídico Militar (La Vanguardia Española del 2 y ABC de 28.2.77).

La Vanguardia del 10 de julio de 1981 informaba en su primera página Que el Sumario < 23-F> elevado a plenario, dando cuenta del nombramiento del general José de Diego López por el Consejo Supremo de Justicia Militar como nuevo Vocal- Instructor , habiendo cesado el anterior Juez Especial José María García Escudero.

Su paso como Subdirector General de Seguridad

De su papel protagonista en la tramitación de la causa seguida a Julian Grimau, a través de los papeles que le llegaron a finales de 1962 cuando desempeñaba el cargo de Subdirector General de la DGS (Dirección General de Seguridad) de forma un tanto anómala y extraña desde Barcelona-ciudad en la que él había sido Jefe Superior de Policía en los 1956 y 1957, con la pretensión de demostrar las supuestas brutalidades cometidas en el tiempo que Grimau fue Inspector de Policía en dicha ciudad en el año 1937, extremos que creo están debidamente impugnados en los capítulos segundo y tercero del Libro del TOP, que llevan por títulos El caso Grimau, un factor determinante y El crimen de Estado en la gestación del TOP.

E igualmente su destacadísima actuación en el también oscuro caso de los anarquistas Francisco Granados Gata y Joaquín Delgado Martínez, detenido a finales de julio, procesados en consejo de guerra , condenados a muerte y ajusticiados en agosto de 1963 con garrote vil.

He vueltoo a reproducir la primera pagina del ABC de Madrid del sábado 3 de agosto de ese año, que en su día califiqué como Pagina que no tiene desperdicio, ya que con el titulo de Un brillante servicio de nuestra policía, en la misma además de las fotografías de los dos anarquistas detenidos, posteriormente ejecutados por garrote vil y material intervenido, figuraban unos sonrientes Carlos Arias Navarro y José de Diego López , quienes convocaron una rueda de prensa para dar cuenta de la rápida detención de los supuestos autores de los atentados con explosivos en las oficinas de pasaportes de la DGS de la Puerta del Sol y en el edificio de los Sindicatos en el Paseo del Prado y ensalzar a los Jefes de la Policía de Madrid y a los funcionarios integrados en la Primera Brigada de la Policía Político Social-única foto de grupo, en la que faltaba Saturnino Yague.

La página citada del ABC y el articulo Aniversario de la condena a muerte mediante garrote vil … pueden leerse en la red, figuran en el tercer y cuarto lugar de la voz José de diego lópez, militar , con 14.700.000 resultados, consultado el 18 de abril de 2020, ambas versiones fueron publicadas en el blog justiciaydictadura.com-2017/10/10- hasta la fecha una de las más visitadas-y en la revista digital semanal Crónica Popular, 2017/10.

En Madrid a 22 de abril del 2020, que dicen que estamos mas cerca del final del túnel del coronavirus.

¡¡¡JULIAN GRIMAU HERMANO NO TE OLVIDAMOS !!!

Juan José del Águila Torres.

 

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